Capítulo 63

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Los ojos de Izuku parecieron temblar, mientras que un verdadero mar de emociones amenazaba por azotar su mente en cuanto llegase. 

¡¿Qué demonios había sucedido con Katsuki-sensei?!

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|Notificación inesperada|

Día anterior.

—Renuncio.

Sentenció Katsuki Bakugou con sus manos en los bolsillos, manteniéndose neutral frente al escritorio del director.

Nedzu pareció abrir sus ojos, al instante en que saltaba de su asiento y golpeaba su escritorio con las palmas de sus manos, notablemente impresionado.

— ¿¡Que dijiste qué!? —exclamó con su boca abierta, incapaz de cerrarla debido a la impresión.

Bakugou le miró en silencio, para entonces pasar su mano por su cabellera rubia ceniza con tranquilidad. —Es todo, gracias. —respondió, dándose la vuelta rumbo a la salida.

Nedzu abrió aún más sus ojos y no pudo evitar volver a exclamar:
— ¡Un momento, un momento! ¿¡Por qué!?
    
Bakugou le miró neutral, sin pensarlo demasiado. —Ah, razones personales. —respondió mientras entregaba leves masajes sobre su cuello con la palma de su mano sobre él.

El director pareció sudar frío de un segundo a otro, sin comprender del todo qué estaba sucediendo.

Y cuando su mente comenzó a asumir la información recientemente recibida, aclaró su garganta y frunció levemente sus cejas.

Por ningún motivo permitiría que se fuera.

Sabía perfectamente que era una persona un poco temperamental y conflictiva, pero los resultados que había obtenido de sus alumnos luego de cuatro meses de su llegada, eran realmente sorprendentes.

El promedio total de sus alumnos se había elevado de una manera abismante, al nivel de que incluso podrían motivarse a postular al torneo de matemáticas. No podía simplemente abandonar la oportunidad de que la academia Yüei fuera el centro de atención y recibiera esa clase de beneficio y prestigio.

Nedzu planeaba pisar las nacionales de aquel torneo costara lo que le costara. Era una decisión ya tomada.

Y por ningún motivo permitiría que su soporte se fuese así cómo así. Aún sabiendo que no le sería fácil de convencerle.

Fue por ello que se mordió el labio frustrado, obviamente no cedería si se lo pedía, mucho menos si lo forzaba.

Pero parpadeó en cuanto una idea llego a su mente.

Tiempo.

Claro, debía darle tiempo. Quizá estaba tomando una decisión apresurada sin siquiera meditarlo demasiado.

Apostaría por eso, apostaría porque el tiempo se convirtiera en su propio aliado.

Nedzu aclaró su garganta y se sentó nuevamente en su asiento, con seriedad. —Bakugou, te daré dos semanas. —declaró de pronto. —En dos semanas, preséntate aquí y vuelve a decirme lo que acabas de decir, entonces respetaré tu decisión. Por lo pronto, piénsalo. Muchos de tus estudiantes dependen de ti, eres un excelente docente. —dijo observando aquellos ojos escarlatas imperturbables.

Bakugou le dirigió una mirada seria, para entonces guardar sus manos en su bolsillos. —Está bien. —respondió. —Pero dudo cambiar de opinión, nos vemos en dos semanas.

¡Ah! Katsuki-sensei ¦Katsudeku¦ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora