Capítulo 65

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—Genial, lo que me faltaba. —soltó.

Ese maldito mensaje solo empeoraba las cosas, de algún modo los eventos solo le estaban presionando a actuar, más que simplemente dejarse estar.

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|Waffles|

Izuku había acabado sentándose en la primera banca que encontró en el parque, observando el atardecer frente a sus ojos deprimidos.

Había resultado todo un caos, y de manera errónea había acabado expresándole todo lo que sentía en un arrebato. Se sentía terriblemente irresponsable y estúpido, pero ya era tarde para arrepentimientos, ya lo había hecho.

Además no podía dejar de pensar en el ambiente en donde el rubio ceniza estaba viviendo, lleno de suciedad y oscuridad.

Ni siquiera se tomaba la molestia de abrir sus cortinas ni dejar la basura en su lugar, algo que sin duda era de extrañar. Desde que le había conocido, era sabido que era un verdadero maniático de la limpieza.

Y lo había arruinado. En vez de poder entablar una conversación con él para escucharlo y entenderle, no había conseguido más que engrandecer la brecha de distancia que les mantenía separados hasta ahora.

Quiero que me dejen solo.

Sería mentira decir que aquellas palabras no le habían dolido, pero más le había dolido la reacción que éste mismo había tenido ante su propia alteración.

Con tranquilidad y en silencio, recalcándole en cierto punto el que él era su alumno.

¿Es que acaso él se había hecho una idea equivocada durante todo este tiempo?

Pasó sus manos con frustración a través de su cabeza y capturó sus cabellos verdosos con evidente frustración entre sus dedos, soltando las lágrimas que continuaban cayendo sin descanso alguno.

—Soy un idiota… —susurraba con dificultad, manteniendo sus ojos firmemente cerrados mientras que su respiración se veía pausada por el propio llanto que a esas alturas, ya provocaba alteración sobre su propio pecho.

—Realmente no, yo la cague.

Izuku rápidamente alzó su mirada secándose rápidamente las lágrimas, como también aclarando su garganta. —Kirishima-san. —atinó a decir, mas nada.

El pelirrojo alzó su mano en modo de saludo mientras se sentaba con relajo a su lado en la banca.

El pecoso presionó sus labios y pellizcó sus rodillas suavemente con sus dedos, intentando contener el llanto. —No era necesario, está todo bien. —apresuró a decir, observando de manera borrosa sus propios zapatos rojos.

Kenjirou alzó una ceja y le miró dudoso. — ¿En serio? Parece como si todo se hubiese ido a la mierda. —respondió sonriente.

Izuku abrió sus esmeraldas ante aquello y no supo qué responder. Aquellas palabras dichas con simpatía fueron clavadas directamente en la herida, por lo que con amargura no pudo evitar soltar el llanto aún más fuerte.

Alzó su mirada borrosa rendido y mientras observaba a las nubes cubrir su mirada, dejó escapar lo primero que se cruzó en su mente. — ¡Kirishima-san tiene razón, todo se fue a la mierda! —chilló sin control alguno, repitiendo las palabras del chico por inercia.

Kenjirou dio un respingo ante ello y con rapidez comenzó a mover sus manos nervioso. — ¡E-e-era una broma, una broma! —exclamó intentando calmarle. — ¡Conozco a Katsubro, él solo no la está pasando bien! Estoy seguro que dentro de poco él volverá en sí mismo, esto… ¿te llamabas Izuku, verdad?

¡Ah! Katsuki-sensei ¦Katsudeku¦ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora