Capítulo 41

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|Y el maldito sueño se volvió realidad|

Luego de aquello, había huido durante la oportuna intervención de Mirio, aquel estudiante de cuarto año enérgico y deslumbrante. 

Corrió en un principio y luego cuando se aseguró de estar lo suficientemente lejos, avanzó con su mirada perdida por las calles. 

Izuku sentía su garganta presionada. Le dolía.

Apretó las correas de la mochila con sus manos y observó sus zapatos rojos caminar lentamente.

Pero ahora los veía borrosos.

Izuku no sabía que observar los ojos de Bakugou-san de frente le resultaría tan doloroso. 

—Cariño. —habló Inko sonriente, abriéndole la puerta.

Izuku seguía observando el suelo, recordando aquellos ojos escarlatas mirarle. —Mamá... —murmuró con su voz quebrada.

Inko abrió sus esmeraldas preocupadas y se aproximó a su hijo rápidamente.

— ¿Cariño? —preguntó preocupada, tocando sus hombros con delicadeza. — ¿Qué sucede?

Izuku alzó su mirada con sus esmeraldas vacías y húmedas, ojeroso, con aquel notorio tick bajo su ojo izquierdo.

Inko negó rápidamente con su cabeza.

—Izu—

—No te preocupes... —respondió sonriéndole de manera temblorosa. —Estoy bien, estoy bien, no hace falta que te preocupes. —añadió nervioso.

Inko junto sus manos con preocupación. 

—Hijo, es que acaso... ¿has recordado alg—

— ¡No lo digas! —exclamó frustrado, con el ceño fruncido y sus esmeraldas serias. — ¡No es necesario que repitas las mismas preguntas de siempre! 

Inko retrocedió un paso y le miró con sus esmeraldas quebradas. 

Él negó rápidamente, arrepintiendose de inmediato. —L-l-lo siento mucho mamá, yo no quise responderte así... —murmuró con su voz quebrada. —Perdóname. —dijo, rompiéndose. 

Cayó de rodillas y soltó el llanto. 

Estaba desesperado, había guardado todo ese llanto durante todo el día, ya no aguantaba más.

Y ver a su madre preocupada por él, solo provocaba que se dejara llevar por sus emociones y llorara entre sus brazos sin descanso.

Inko le miró preocupada y se acercó rápidamente, acuclillandose hacia él, abrazándole rápidamente. — ¡Mi amor, ¿qué ha sucedido?! 

Izuku continuaba soltando el llanto acumulado. 

El día de hoy había sido muy difícil para él. 

—L-lo siento, yo... —sollozaba entre sus brazos. Hundía su rostro en el cuello de su madre mientras la abrazaba de manera desesperada. —Y-yo he vuelto a tener una crisis y ya no sé qué hacer con esto... —añadió. —Yo estoy muy confundido, mamá. Ya no puedo seguir ignorando mis sentimientos y emociones, ¡yo quiero recordar mi niñez! —exclamó desesperado. —Y-ya no puedo seguir fingiendo que todo está bien cuando realmente no es así. —añadió. 

Inko sentía como sus lágrimas caían por su rostro de manera silenciosa, mientras acariciaba la espalda de Izuku tiernamente. 

No había algo más doloroso que ver a su hijo sufrir así. 

Sentía sus temblorosas y desesperadas manos abrazarle mientras sollozaba sin descanso alguno.

Le partía el corazón.

¡Ah! Katsuki-sensei ¦Katsudeku¦ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora