Capítulo 58

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|Cabello recogido|

—Y bien, Bakugou-kun, ¿qué es lo que te trae por acá? —preguntó. —Ah, Naomi-chan, trae bocadillos a nuestro héroe. —ordenó a la chica, quien asintió al instante. 

Entonces se acomodó en su gran asiento y le sonrió. —Soy todo oídos, joven. 

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Bakugou frunció el ceño y se cruzó de brazos. 

— ¿Por qué demonios ya no tengo alumnos en mi jodido taller? —inquirió con un aura amenazante, apoyando su cabeza en el respaldo de la silla. —Sorpresivamente todos mis alumnos están en el taller de ciencias y a mí no se me ha informado absolutamente nada. —gruñó intentando conservar la calma.

Entonces apoyó su mano sobre el escritorio y se levantó del asiento, aproximando su rostro de manera peligrosa sobre Nedzu. — ¿Qué demonios significa esto? ¿Haaah? 

El director procuró retroceder un poco su rostro ante la cercanía amenazante de Bakugou. Y pestañeo un par de veces con sorpresa.

Pareció meditar por unos cuantos segundos, luego parpadeó y sonrió. 

— ¡Ahh, así que es eso! —exclamó dándole leves palmaditas en su hombro, aprovechando que estaba tan cerca de él. —Siéntate, siéntate. —pidió saltando de su asiento para preparar un té. 

Bakugou aún en su lugar le siguió con la mirada carmín y con su boca rabiosa.

— ¿Te gusta el té verde no? —preguntó Nedzu sonriendo dulcemente, levantándose en puntitas para alcanzar la pequeña tetera. 

El rubio ceniza rodó los ojos y regresó a su asiento. 

—Sí. —respondió a mala gana, escuchando cómo el agua caía sobre la pequeña taza de porcelana. 

—Qué bien. —respondió de manera alegre, observando de reojo cómo la chica regresaba dejando bocadillos por sobre su escritorio y se retiraba. 

Caminó lentamente hacia Bakugou. —Aquí está, justo a tiempo. —añadió extendiendole la taza. 

Bakugou le miró a mala gana y recibió la taza a regañadientes. 

— ¡Bien, primero que nada! —exclamó Nedzu acomodándose en su enorme silla una vez más. —Es mi culpa. —confesó sonriendo ampliamente. 

Bakugou alzó una ceja ante aquello. — ¿Qué significa eso? —gruñó. 

Nedzu dio una vuelta en su silla giratoria divertido y entonces le miró. —Verás, aquel muchacho vino y me solicitó la apertura del laboratorio de ciencias, y yo accedí revisando el horario, pensando que tu taller de matemáticas eran los miércoles. —comentó sacando una galleta de dinosaurio. —Luego me di cuenta que también era el martes y decidí entonces que lo dejáramos solo para los viernes, así podríamos abrir más talleres el resto de la semana. —añadió. —Le dije a Hayashi-kun que te lo comentara pero creo que no me escuchó porque cuando le dije ya se había marchado, entonces decidí hacerlo yo pero luego… —Su sonrisa se amplió y a Bakugou ya le había dado un tic bajo su ojo izquierdo. 

— ¿Pero luego? 

—Ahhh… —añadió avergonzado y con su mano tras su nuca. —Se me olvidó completamente. 

Bakugou lanzó aire pesado de sus narices. — ¿Qué clase de director eres? —gruñó. 

Nedzu lanzó una pequeña risa. —Lo sé, sé que estás muy enfadado. No es menor. —añadió. —Pero aprovechando que estás aquí, me gustaría ofrecerte algo. 

¡Ah! Katsuki-sensei ¦Katsudeku¦ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora