Capítulo 98

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A mis lectores chilenos, a mi sangre, mucha fuerza, la semana pasada estuvo muy intensa con las inundaciones. Espero de corazón que se encuentren bien y con sus familias.

...

—Eres débil, mocoso de mierda. —dice luego de un rato al instante que escucha las sirenas. Acaba chasqueando la lengua y huyendo del lugar.

Izuku hace el mayor esfuerzo para quedarse consciente e intenta levantarse otra vez, pero los puñetazos habían sido tan intensos que su cabeza no para de dar vueltas.

Está a punto de perder consciencia.

Le observa perderse y de sus ojos lágrimas amenazan salir de la frustración, sintiendo como su cara quema y duele por los puñetazos recibidos.

—Twice, rubio, ojos azules, tez blanca. Twice, rubio, ojos azules, tez blanca. Twice, rubio, ojos azules, tez...

Izuku Midoriya cae inconsciente.

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Pugna
El comienzo

El día soleado es amenazado por nubes que cubren todo Musutafu. Es casi como si el cielo estuviera conectado con el mundo terrenal y las circunstancias que se desenvuelven en aquellos instantes.

Unos ojos oscuros observan el cambio mientras siente la brisa sacudir sus cortos cabellos. Su chaqueta larga le cubre lo suficiente para no sentir el frío invadir su piel.

Por algún motivo no puede quitar su vista del cielo, escuchando el susurro del viento invadir su lugar.

—Es música para mis oídos. —susurra bajo desviando su mirada del ventanal, para desplazarse a través de su oficina.

Kai Chisaki acomoda sus guantes negros en sus manos y quita su máscara de pico, guardandola cuidadosamente en un cajón de su escritorio.

Luego de tener que soportar la presencia de Dabi, había salido del lugar evidentemente hastiado, la careta neutral no había podido perdurar por mucho tiempo.

Es por eso que agradece internamente la calma que le entrega el cielo. Es afortunado de tenerlo.

Vuelve a la realidad. Ciertamente, ni siquiera él sabía el rumbo que tomaría la orden yakuza ahora con este fracaso evidente.

Sus pasos siguen sigilosos y una vez acomoda su chaqueta, posiciona un cubrebocas negro.

Suspira, hoy debía regresar a casa.

La ciudad colorida de Musutafu por la infinidad de publicidad esta vez le envuelve, mientras se camufla perfectamente con todo buen ciudadano que transita las calles más allá del medio día.

Aún si observa caras felices y sus ojos parecen neutrales, su boca camuflada no hace más que torcerse del asco.

—Es patético. —piensa a sus adentros viendo las familias felices y completamente despreocupadas de la realidad que les espera. —La felicidad les hace débiles. Ignorantes de la realidad, sumidos en el placer instantáneo. —añade clavando su mirada en un local en particular.

Lleno de televisiones, las noticias eran más que obvias. El caos estaba brotando de a poco, y a pesar del fracaso obtenido, Kai Chisaki sonríe placentero.

—Hay dos formas de controlar a la masa. —murmura con sus manos en sus bolsillos observando la infinidad de pantallas reflejar en su iris el noticiero, rodeado de una multitud haciendo exactamente lo mismo que él.

«El gran y esperado momento célebre fue manchado de sangre, es aquí donde yo me pregunto, ¿qué es lo que está sucediendo con la seguridad de este país? Hoy fue un docente, mañana podría ser un estudiante. ¿Realmente estamos seguros?»

¡Ah! Katsuki-sensei ¦Katsudeku¦ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora