Capítulo 33

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|Despedida|

Domingo por la mañana. 

Masaru tarareaba contento en la cocina. 

—Dos huevos y un tocino. —murmuraba con una sonrisa. — ¡Ah, el té! 

Era el amanecer de un nuevo día, un domingo familiar de los Bakugou.

— ¿Qué rayos haces? —preguntó Bakugou, con una ceja alzada. 

Sus ropas estaban bastante desordenadas, y su cabello también. Aún más de lo que acostumbraba estar. 

Sus ojos carmines que yacían entrecerrados se encontraban somnolientos. Avanzó hacia su padre con su mano dentro de la polera, levantandola sin cuidado alguno, aprovechando así detener la maldita comezón de su estómago. 

— ¡Oh, hijo! —exclamó Masaru con un sobresalto. —Me has asustado… —dijo con un suspiro, con una sartén con dos huevos en su mano. —Estoy preparando el desayuno. 

Katsuki giró su cabeza hacia todas las direcciones posibles. Algo parecía no calzar. 
— ¿Y la bruja? —preguntó, lanzándose al sofá. 

—Durmiendo. —respondió. —Yo intenté despertarla pero ella intentó ahogarme con la almohada, así que mejor la deje tranquila, hehe. 

— ¿Hah? —Soltó Bakugou. —Viejo, ya deja de ser tan malditamente sumiso frente a la bruja. 

Masaru parpadeó de manera seguida ante esto. 
— ¿Eh? 

Katsuki rodó sus ojos y apoyó con fuerza su cabellera rubia en la cabecera del sofá.
—Enséñale quien manda, maldición. —dijo cansado. 

—Oh… yo no podría, hijo. —respondió Masaru sonriente. 

— ¿Y eso? —dijo con una ceja alzada, esperando escuchar con qué mierda estúpida y cursi saldría ahora. 

—A mi me gusta cómo ella es. 

Bakugou se quedó de piedra ante esto, luego negó cansado. 

— ¿Qué tanto hablan ustedes dos? 

Había llegado Mitsuki, con un bostezo y cabello despeinado. 

—Cariño, he preparado el desayuno, siéntate. —sonrió Masaru, sirviendo dos platos con dos huevos y un tocino para cada uno. 

—Ahhh… Pero que rico huele. —agregó contenta. —Ven idiota, ven a comer con tus papis. —ordenó Mitsuki, observando como Bakugou se sentaba frente a ellos. 

Los tres comían a gusto, mientras veían una serie de un tipo que sólo hacía idioteces. 

— ¿Y cómo es Izuku-kun como alumno? —preguntó Masaru repentinamente. 

Katsuki bebía agua en ese instante. 

—Es buen alumno ese idiota. —respondió, con neutralidad, centrado en su desayuno. 

— ¿Le va bien en matemáticas a Izu-chan? —preguntó Mitsuki con interés. 

—Al principio era un desastre. —respondió Bakugou, recordando la primera vez que lo vio en la academia. —Pero con mis enseñanzas ahora le va bien, además es responsable, así que hace todos los malditos deberes que le envío. 

—Lo suponía. —respondió Mitsuki lanzando un suspiro. —Izu-chan siempre ha sido tan tranquilo, esforzado y responsable. —continuó, mientras bebía de su té. — ¿Y está lindo? —preguntó con una sonrisa maliciosa. 

¡Ah! Katsuki-sensei ¦Katsudeku¦ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora