Capítulo 50

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|Noticia inesperada|

— ¡Ohh, vamos, Ryuu-kuun~!

El despampanante cuerpo femenino se apegaba contra su torso sin una pizca de vergüenza y de manera seductora

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El despampanante cuerpo femenino se apegaba contra su torso sin una pizca de vergüenza y de manera seductora.

¡Ryuu-kuuun~♡!

Y aquellos ojos grisáceos le observaban con notorio nerviosismo y pánico.

El nuevo docente pelinegro había acabado arrinconado torpemente en contra de los casilleros más alejados de la academia.

Su respiración agitada sólo hacía sonreír a la mayor.

—D-disculpe... —murmuró Ryuu con evidente nerviosismo mientras sentía el cuerpo de su colega restregarse sobre él sin intenciones de detenerse.

Ésta simplemente sonrió, ignorandole.

Entonces tragó saliva. —Ah, eh, Kayama-sensei, t-tengo clase ahora mismo. —murmuró nuevamente con su rostro totalmente apegado al casillero, evitando los labios de la chica.

— ¡No seas tímido! —exclamó la mayor pasando sus brazos a través de su cuello. — ¿Sabes lo mágico que podría ser sentirme? —preguntó de manera coqueta. —Vamos, vamos, Ryuu-kuun~

Los labios de la mayor se estiraban sin cesar, en busca de su objetivo.

Ryuu ante ello cerró sus ojos con fuerza y presionó sus labios tal y como si acabase de comer un limón, mientras un sonrojo evidente cubría todo su rostro.

— ¡Y-yo—

—Kayama-san, presentese en la oficina del director.

Luego de que el altavoz posicionado en un lugar estratégico de la academia interrumpiera aquel encuentro, los ojos azulinos de la pelinegra se volvieron pesados al instante.

Giró su rostro hacia un lado y maldijo a Nedzu.

Entonces, despegó su cuerpo candente del de Ryuu al instante.

Lanzó un suspiro suave mientras acomodaba su cabello negro.

Y alzó su mirada, para encontrarse a un chico con sus labios con forma de asterisco y con su cuerpo totalmente pegado de manera tiesa en contra el casillero. Además de sus ojos, que estaban tan fuertemente presionados que parecía como si estuviesen pegados con pegamento para muebles.

La mayor soltó una risa burlesca en silencio, entonces sonrió. —Dios... ¿Qué pasa con los chicos de hoy en día? —murmuró cruzándose de brazos. —Yo no muerdo, solo rasguño. —soltó sonriente.

Ryuu parpadeo rápidamente notando a la mayor separada de él.

— ¿Cómo? —soltó el pelinegro de inmediato de manera nerviosa.

¡Ah! Katsuki-sensei ¦Katsudeku¦ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora