|Jueves, maldito jueves|
Día jueves, por la mañana.
—Buenos días, mocosos.
Bakugou Katsuki entraba al aula de manera decidida, dando cada pisada de manera firme, haciendo acto de presencia.
Todos sus alumnos que hablaban animadamente, cerraron la boca y se dirigieron en calma y orden hacia sus respectivos pupitres.
Un nuevo día comenzaba... un nuevo y especial día.
Izuku sonrió de manera automática apenas notó a su profesor de matemáticas entrar.
Lo estaba esperando con ansias.
Bakugou clavó sus escarlatas al frente y aquellas esmeraldas brillantes se clavaron en él como si se tratasen de dos agujas imposibles de sacar de su ser.
El rubio ceniza inhalo, observando como su alumno le observaba con amabilidad mientras acomodaba sus propios lápices sobre su pupitre.
—Buenos días, Bakugou-sensei. —respondió, al instante en que todos sus compañeros le daban la bienvenida.
Tragó saliva duramente.
Quizá solo era un mal presentimiento o alguna mierda por el estilo, pero algo en su interior le decía que esta clase no sería precisamente agradable para él.
. . .
—Bakugou, tendrás que decirle la verdad. —insistía Kenjirou, sentado en el sofá. —Las cosas a partir de ahora se pondrán muy difíciles y si no hablas esto con él, puede que te metas en problemas. —añadió, observandole con seriedad.
Bakugou estaba sentado en el suelo, en la alfombra, rendido.
Su mano pasaba por su cabellera de manera incesante mientras que sus ojos estaban de manera fija clavados en aquel peluche que estaba sentado sobre uno de sus sofás.
Aquel conejo verde que Izuku le había obsequiado en el parque de diversiones.
—No lo entiendes. —respondió, girando su rostro hacia un lado, frustrado. —No entiendes una puta mierda.
Kenjirou rodó los ojos y soltó un suspiro. —Sé que tu maldito orgullo es tan grande que no puedes ni siquiera balbucear un maldito perdón. —respondió, acomodándose en el sofá. —Pero tendrás que enfrentar esto. —añadió, observando cómo el rubio de pronto observaba hacia la ventana.
Kenjirou frunció el ceño. —Sé lo que estás pensando, Bakugou. —habló serio.
— ¿Hah? —soltó Bakugou, clavando sus escarlatas sobre Kenjirou, desviando su vista de las nubes. — ¿Según tú qué?
Kenjirou le sonrió con molestia. —Tú quieres huir como una maldita sabandija. —respondió. —Si se trata de un problema que no puedes solucionar con golpes y lanzando maldiciones, entonces tú huyes. —añadió. —Todo por tu maldito orgullo que no te deja asumir tus errores. —dijo, atravesando la mente de Bakugou en menos de un segundo, desnudandolo.
Dejándolo sin la maldita coraza.
Bakugou frunció el ceño y le miró con odio puro. —Largo. —respondió molesto, levantándose. —No necesito tu maldita ayuda en esto ni tampoco pedí tu maldita opinión. —gruñó molesto. — ¡LARGO!
Kenjirou le sonrió. —Lo estas haciendo ahora mismo, escúchate. —añadió relajado, acomodando sus cabellos rojizos que estaban sobre su rostro.
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¡Ah! Katsuki-sensei ¦Katsudeku¦
Fanfiction«A Izuku Midoriya no se le dan bien las matemáticas, pero, ¿quién sabe? Quizás con su nuevo profesor las cosas cambien.» ______________________________________________ ×YAOI (chicoxchico) estás advertido en caso de que no compartas este tipo de gén...