Capítulo 52

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|Conversación vergonzosa|

—Yo.

Las enormes jades que hace un segundo atrás permanecían pendientes de los perfectamente cuidados rosales se giraron con sorpresa, de manera brusca y repentina.

La paleta que traía consigo en el interior de su boca había desaparecido sin previo aviso, notando como su boca se sentía ahora mismo vacía y dulce.

Y alzó su mirada de manera automática.

Entonces, su rostro se enrojeció al instante y su boca entreabierta comenzó a temblar.

Su profesor de matemáticas estaba ahí, frente a él, entregándole una mirada granate altamente demandante, con sus manos en sus bolsillos y con su paleta en su propia boca.

¡U-un beso indirecto!

Pensó al instante, llevándose sus manos a su propia boca de manera avergonzada.

¡¿Por qué las cosas habían dado tal vuelco repentino?!

Continuaba en su mente, intentando contener la vergüenza y sorpresa del momento.

Bakugou Katsuki alzó una ceja y le miró de manera extraña.

— ¿Qué demonios te sucede? —preguntó.

Izuku parpadeó al instante, tratando de mantener la poca compostura que le quedaba luego de aquel sueño.

Luego de aquel beso.

Luego de aquel todo.

—Ah, eh... —soltó observando hacia los lados de manera nerviosa. —B-Bakugou-sensei, me asustó.

Había acabado respondiendo lo primero que se le vino a la mente, con su corazón palpitando a mil por hora.

Izuku intentaba disimular su notorio sonrojo y vergüenza en aquellos instantes, mas no podía.

— ¿Ah? —soltó el rubio ceniza, mientras continuaba jugando con la paleta en su boca.

La voz ronca llegó enseguida a los oídos de Izuku, quien al instante observó las pequeñas piedras que estaban a un lado de su pie izquierdo.

De un momento a otro, aquello le parecía más cómodo de ver que a su propio profesor frente a él.

Entonces escuchó un suspiro pesado de parte del mayor.

Bakugou le observó y entonces no lo pensó demasiado. —Muévete. —gruñó para sentarse a la fuerza a un lado de Izuku en la banca, empujándolo con su propia mano.

— ¡Ah, sí! —exclamó al instante alzando su vista y sentándose al extremo de la banca en menos de un segundo. —Lo siento. —susurró.

Su posición en aquellos instantes era extremadamente tensa.

Entonces Bakugou le miró con seriedad. — ¿Y por qué demonios estás rojo? —preguntó neutral. — ¿Tienes fiebre o alguna mierda así?

Izuku negó automáticamente. —E-estoy perfectamente bien, sensei. —respondió apoyando sus manos sobre sus propias rodillas, sintiendo como el calor aumentaba debido a aquella pregunta tan directa.

Rápido, piensa cosas estúpidas.

Pensó al instante, entonces su mente sólo trajo a él los recuerdos de su sueño.

Lo que aumentó su sonrojo.

Izuku pensó que quizá no era normal estar tan sonrojado y que quizá podría darle un paro cardíaco de lo tan rápido que latía su corazón en aquellos instantes.

¡Ah! Katsuki-sensei ¦Katsudeku¦ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora