Capítulo 54

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|Larga confesión|

23:28


Sus ojos esmeraldas se cerraron con fuerza, envuelto en la desesperación.

Y cuando se abrieron nuevamente, estaba en un pequeño parque pacífico lleno de sonidos tranquilos.

— ¡¡Izuku-kun, Izuku-kun!! —exclamaba Uraraka a su lado, sosteniendo su rostro pecoso entre su regazo.

Izuku parpadeó un par de veces, para levantarse rápidamente y observar a sus alrededores confundido.

— ¿Pero qué...

Uraraka soltó un suspiro, aliviada. —Gracias a dios... —soltó mientras se derretía en aquella banca blanca.

Izuku le observó y tragó saliva. —No recuerdo nada desde que estábamos a las afueras de la pizzería... —murmuró con preocupación tocando su cabeza. —Yo... ¿Lo hice de nuevo verdad? —preguntó notablemente avergonzado y dolido. —Lo siento mucho, te he traído muchos problem—

Pero la castaña le miró sonriente. — ¡Una palabra más y te golpearé! —soltó divertida.

— ¿Ehh?

Y le abrazó con alivio. —Dios... Que bueno que estás bien, Izuku-kun. —murmuró a su lado. —Por un momento pensé que no volverías a despertar.

Y se separó de él y tocó ambos hombros, observandole con empatía y comprensión. —Ahora lo entiendo. —añadió. —Ahora entiendo por qué dicen que es peligroso. —agregó mirándole con preocupación.

Izuku bajó su mirada con tristeza, mientras sentía como lágrimas amenazaban por salir.

Uraraka acarició su cabello con suavidad, tal y como si fuese un niño asustado. —Ya, ya.

Entonces le abrazó nuevamente. — ¿Pero sabes? —agregó, acariciando su espalda mientras le susurraba. —Está bien que quieras saber qué sucedió, Izuku-kun. —dijo suavemente. —Está bien si sientes que algo te falta, está bien si necesitas que te escuchen, está bien si quieres contar tus problemas.
Aún si es peligroso, está bien hacerlo, no debes vivir con esta tristeza tú solo.

Izuku apoyó su cabeza en su hombro con tristeza.

— ¿Pero sabes? —soltó el pecoso con su voz rota. —Soy un estúpido egoísta. —agregó. —Mientras yo me preocupo y quiero saber qué sucedió conmigo, Katsuki-san sigue sufriendo...

Uraraka parpadeó incrédula. — ¿Cómo fue que dijiste? —preguntó, deshaciendo el abrazo rápidamente para mirarle fijamente. — ¿El chico de que me hablabas se llama así?

Izuku le miró y tragó saliva. —Bueno, ese chico es Bakugou-sensei. —respondió neutral.

— ¿EHHHH? —soltó la castaña, sentándose correctamente para escucharle. — ¿Cómo, hace cuánto, por qué? —murmuró totalmente sorprendida. — ¡Cuéntamelo todo y con lujo de detalles, Izuku-kun! —exclamó emocionada.

Izuku asintió soltando una pequeña carcajada, divertido. —Es él, aunque lo descubrí hace poco por mis propios medios. —confesó, recordando aquella visita a su apartamento. —Él solía visitarme cada seis meses ya que era de Francia. —respondió acomodándose en la banca.

— ¿En serio? —soltó la castaña sorprendida. —Eso es muy lindo...

El pecoso observó un farol frente a él que desprendía hermosos y pacíficos colores. —Y... Cada vez que me visitaba, se iba furioso.

Uraraka congeló su rostro por un segundo, entonces reaccionó. — ¡¿Por qué?! —chilló.

Entonces lanzó un suspiro. —Lo siento, lo siento, ya me calmo. —respondió aclarando su garganta. —Continúa Izuku-kun, no interrumpiré.

¡Ah! Katsuki-sensei ¦Katsudeku¦ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora