Capítulo 13

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|Ausencia|

El sonido de la pesada alarma tomaba acto de presencia en esa habitación acogedora y la luminosidad poco a poco se hacía presente.

Se removía con desgano y sin ánimos de nada. Es decir, simplemente... ¿Por qué no se quedaba en cama sólo por hoy? Al fin y al cabo, no quería ver a nadie ni hacer nada.

Siempre destacó por ser un chico esforzado y alegre, pero eso no quería decir que las cosas no le afectarían, se estaba entregando a los sucesos negativos de a poco y ahora ya estaba casi en el límite.

Y la verdad, no tenía el mínimo interés por batallar para que eso no sucediera.

Ya no quería que le acosaran ni tampoco que nadie le defendiera, simplemente quería vivir una vida pacífica sin causar problemas.
No quería sentirse una molestia de nuevo, no quería incomodar a la gente y tampoco pensaba permitir que le siguieran incomodando, estaba realmente cansado de todo.

Había comenzado de a poco, luego de lo sucedido con Shigaraki. Le dieron descanso de una semana para poder estar en calma y recuperarse.

Cuando regresó a clases, —que por cierto, fue una dura batalla en la que Inko estuvo incluida, prácticamente obligándolo a ir y dejándolo a las afueras de la academia— destacaba en su rostro unas enormes ojeras, su típica sonrisa ya era inexistente.
Más pálido de lo normal se dirigía a su pupitre con desgano sin saludar ni mirar a nadie.
Y cuando llegaban los profesores e iniciaban sus clases, simplemente parecía ido, mirando hacia la ventana a toda hora.

Ya nada le causaba interés.

Bakugou había notado ese cambio drástico y le enfurecía

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Bakugou había notado ese cambio drástico y le enfurecía.

Le enfurecia que a causa de un infeliz que ni siquiera pudo terminar de acabar de golpear, ahora su alumno se encontrase así, sin ánimos ni interés en nada, ni siquiera en él.

—Midoriya, al pizarrón. —ordenó Bakugou, observando al pecoso observar la copa del árbol que se hallaba cerca de la ventana.

—No la hice sensei, lo siento. —respondió, encogiéndose de hombros.

Bakugou perplejo, sintió un leve palpitar de una de sus venas en la sien. —Entonces intenta hacerla, ven aquí ahora mismo. —gruñó, esta vez intentando tener paciencia, sabía perfectamente que era un tema delicado.

—Lo siento sensei, pero no quiero. —Le respondió con aquellos ojos jades casi opacos, regresando a mirar hacia las nubes.

Había sido ignorado completamente.

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¡Ah! Katsuki-sensei ¦Katsudeku¦ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora