Capítulo 24

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¦Fogosa comida¦

Los fuertes rayos de sol bañaban la esbelta figura de cierto chico de cabellos verdes rizados, quien inflando levemente los cachetes de manera inconsciente, se daba ánimos observando su puño cerrado mientras que con el otro sostenía una carpeta negra impecable.

Esta vez sí. Pensó de manera positiva.

Asintió decidido para entrar a aquella heladería, provocando el sonido de la campanilla que se encontraba posicionada justo arriba de la puerta principal.

—Lo sentimos, no necesitamos más personal aquí. —respondió aquella mujer, observando al pecoso con una falsa sonrisa.

—Ah, bien gracias. —Se despidió Izuku, saliendo de aquel local minutos después de haber entrado animoso y seguro.

—Ahh... —suspiró sentado en una banca, bebiendo agua sediento.

Tenía un aura realmente negativa que le cubría totalmente sin que él se diese cuenta.

¿Y como no estarlo? Contando con aquel local, ya era la octava vez que le decían que no necesitaban más personal. ¿Por qué era tan difícil encontrar trabajo de medio tiempo? Se preguntaba observando con desgano a los niños que corrían comiendo helados, alegres.

—Ojala fuera niño de nuevo. —murmuró a sus adentros, levantándose de aquella banca para continuar, no se daría por vencido tan fácilmente.

Continuó su caminata hasta que llegó a un local de videojuegos, hasta el momento solo había ido a locales de comida, quizás y solo quizás allí correría algo de suerte.

Entró con algo de inseguridad, dando miradas rápidas a todo el local con nerviosismo, toda la seguridad que había acumulado se había ido sin siquiera avisarle.

Y es que el ser su primera vez buscando trabajo le causaba cierta ansiedad y tensión. Sobre todo si hasta el momento había obtenido sólo resultados negativos.

— ¡Hola, arbolito! —exclamó cierto joven de cabellos negros, aproximándose a él con una enorme sonrisa apenas vio su silueta entrar.

¿Y este quién es? Se preguntó Midoriya quien apenas escuchó "arbolito" alzó una ceja con disgusto, algo que odiaba era la gente que vivía poniéndole apodos por su cabello verde. Y más si esa persona ni siquiera le conocía.

Izuku se mantuvo en silencio y serio, observando al chico acercarse hacia él.

— ¿Qué es lo que necesitas? —preguntó ahora a un metro del peliverde. —Acá hay muchos juegos de todo tipo, si quieres podemos jugar, estoy aburrido y este local ya parece fantasma. —suspiró con desgano y extrema honestidad.

Ah, con razón tanta familiaridad, pensó Izuku. Dejó pasar aquello y le sonrió, no tenía porqué ser tan serio con un chico que estaba solo y aburrido, que solo le habló así para poder hablar y quizás jugar con él.

—Hola, buenas tardes. —respondió Izuku sonriente. —Uhmm... la verdad estoy buscando trabajo de medio tiempo. —formuló de manera amable, dando pequeños toques en su mejilla con su dedo índice.

El chico se cruzó de brazos de inmediato, interesado. —Ohh, que interesante. —respondió, acercándose a Izuku. — ¿Hm? —formuló ladeando su cabeza, confundido.
— ¿Qué sucede? —preguntó observando como aquel adolescente retrocedía como un robot.

—Estás demasiado cerca. —respondió en medio de un suspiro nervioso, extendiendo la carpeta negra para que observara sus datos.

En realidad, era una cierta barrera entre él y el extraño chico de los videojuegos.

¡Ah! Katsuki-sensei ¦Katsudeku¦ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora