El desconocido me deja sola un instante para ir a pedir el desayuno al personal de servicio, en la cocina, en la otra ala. Expulso aire por mis labios permitiéndome admirar otra vez la casa, es hermosa, transmite una completa serenidad, el conjunto de las vistas, los aromas y el arrullar del romper de las olas, es simplemente mágico.
Es real, estoy en este precioso paraíso con un tío que no le conozco nada.
Debería de estar asustada por ello, pero no lo estoy, es extraño, pero esta mañana se siente más tranquila que todas las que he tenido en los últimos meses, como si hoy he despertado al fin de una extensa pesadilla.
Además, no va a ser un desconocido todo el tiempo, solo debo hacer preguntas, responder las suyas, y darle rienda suelta a lo que puede ser el comienzo de una buena amistad. Sonrío, pero no es del todo feliz, es una suma de todo, puesto que, recuerdo su mirada azulada, que brilla y se apaga de la misma forma, como si una lucha se debatiese sin cesar en su interior.
Entonces, sus silenciosos quejidos, el bastón, vienen a mí ¿Tendrá alguna herida física? ¿Hay algo dentro de él que duele? ¿O son ambas cosas?
Expulsó de nuevo todo el aire de mis pulmones, si de algo estoy consciente, es que, de alguna u otra forma, no soy la única aquí con algo que pesa, que duele... ¿Será por eso qué me ha ayudado?
Mi hilo de pensamiento se ve interrumpido. Doy un respingo en mi sitio al oír el siseo del desconocido a pocos pasos de mí. Le sonrío un poco avergonzada, pero no hace ningún tipo de gesto de vuelta, tan solo me dice:
—Ven conmigo, el desayuno está listo.
Mi estómago parece despertar con ello, cruje un poco de hambre, y con todo lo que bebí ayer, no tardo demasiado en ponerme de pie. Al estar a su lado no puedo evitar envolver mi brazo alrededor del suyo, y posar mis dedos sobre su muñeca, en realidad, me hago completamente consciente de mis movimientos cuando él me mira a la cara y luego a mi agarre.
No dice nada, no lo suelto, tan solo lo sigo a su ritmo, salimos por la entrada trasera, la terraza es majestuosa, la elegancia rebosa en cada baldosa, sin embargo, no nos quedamos aquí, abre la puerta de madera, dándome todo lo que he pedido. Frente a mis ojos está el agua cristalina, las lágrimas se acumulan en la mirada al avanzar, la arena se cuela entre los dedos de mis pies, tan blanca y suave que pudiese gemir de placer.
—Esto es precioso, de verdad lo es —susurro encantada.
Me suelto de su mano para avanzar un poco más rápido, creo que corro, hasta que mis pies se mojan un poco en la orilla, el agua está helada, pero es tan clara, tan hermosa, que no me importa. Controlo mi impulso de entrar a lo profundo, sumergirme completo y dejar que las olas se lleven absolutamente todo mi dolor, todas mis lágrimas, y me traiga de vuelta la Coraline que solía ser.
Me seco la pequeña lágrima que ya ha osado de salir, y me volteo para buscar al desconocido, me está mirando ya, ubicado en una gran choza de madera, adornado con cintas blancas en sus columnas, justo donde se encuentra una mesa repleta de comida, a juego con unas tumbonas que pueden ser perfectamente camas individuales de lo cómodas que lucen.
ESTÁS LEYENDO
Enigma (Serie: LIBRO IV)
ChickLit***CUARTO LIBRO DE LA SERIE AMORES EN ITALIA*** En medio de su divorcio Coraline Lestienne se cruzó con Enigma, un hombre lleno de tatuajes, envuelto en misterios, y unos ojos azules que gritaban caos, justo lo que ella llevaba atrapado en el corazó...