Unos pequeños gruñiditos bastantes lejanos comienzan a despertarme, intento estirarme un poco, pero la cama está demasiado cálida, demasiado suave, demasiado... está mejor que nunca, como para que quiera dañarlo intentando darle un poco de libertad a mis músculos, no quiero mover ni un pelo y perder este pedacito de cielo que tengo ahora mismo. Sin embargo, unos toquecitos mojados en mis pies me hacen saltar.
—¡Shhh!
Abro mis ojos con una sonrisa ya dibujada en mis labios. Estoy acurrucada en el pecho de Enigma, todo lo delicioso viene de él y creo que ha sido la razón por la que me he quedado profundamente dormida, cosa que no sucede muy menudo a estas horas, suelo ser muy activa.
«Te has pasado de sobreactividad, Cora» gruñe una vocecita en mi interior, haciéndome sonreír más.
Al mirar a los chicos puedo notar que se han cansado de dormir, están de juguetones a los pies de la cama, mordiéndose el uno al otro, peleando un poco sin llegar a ser demasiados bruscos, aunque sus tamaños hagan parecer que van a arrancarse un tajo de carne en cualquier momento. Son unos bebes mansitos, unos consentidos, que, en cuanto ven mis ojos abiertos se abalanzan sobre nosotros para incluirnos en su divertido juego. Hera da un ladrido tremendo en la cara de Enigma despertándolo por completo, no puedo resistirme y soltar una carcajada.
Intenta calmarlos abrazándolos a los dos entre nuestros cuerpos, pero falla estrepitosamente, todo lo que consigue es que no llenen de babas alborotándose mucho más, ahora son los dos quienes le ladran en la cara.
—Alguien quiere salir a playa —murmura, le entienden respondiéndole a su manera —¡Abajo! —les ordena, y ellos obedientes se bajan de la cama dirigiéndose a la puerta más ruidosos y emocionados que nunca.
Pero solo es un engaño. Enigma vuelve a abrazarme, encondiéndose en el hueco de mi cuello donde deja un beso junto a su cálida respiración erizándome la piel.
—No tengas hijos —me aconseja en broma haciéndome reír —No quiero salir de aquí —Toma mi muslo para montarlo sobre el suyo, y luego deja su mano en mi trasero apretándome más a él —Hace muchísimo tiempo que no dormía tan delicioso.
Se siente delicioso aquí, así, me deja más besos en mi tez. No pongo en duda sus últimas palabras, desde que llegué aquí he tenido un descanso increíble, pero como esta siesta no, ha sido un sueño cálido, bastante profundo, y sobre todo, reparador, pero no puede seguir, los perros ladran muriendo por salir afuera.
—Vamos a llevarlos afuera, yo te acompaño.
Niega, pero justo como yo no se puede resistir. Hemos prometido compensarlos una vez nos hemos encerrado en la habitación. Terminamos por salir de la cama instantes después, sin embargo, yo me tomo un par de minutos para poderme asear de nuevo y buscar mi teléfono. Todas las mañanas hablo con mi hermano y esta no lo he hecho, debe de estar esperando mi llamada.
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Enigma (Serie: LIBRO IV)
ChickLit***CUARTO LIBRO DE LA SERIE AMORES EN ITALIA*** En medio de su divorcio Coraline Lestienne se cruzó con Enigma, un hombre lleno de tatuajes, envuelto en misterios, y unos ojos azules que gritaban caos, justo lo que ella llevaba atrapado en el corazó...