Dos años después...
—Ma...má... ¡Mamá! ¡Mamáaa! —chilla mi bebé en completa emoción.
No voy a negarlo, me siento de la misma forma, y por ello, lo hago con toda la intención. Hace dos semanas la Casa Lestienne ha anunciado una nueva presentación, en la vía hay enorme valla digital con sus fotos, la publicidad más atractiva que he tenido el placer de admirar, mi esposa enfundada en un sexy vestido rojo.
Es solo una foto, pero joder, es la mejor fotografía que he podido contemplar en la vida.
—¿Te gusta esa foto de mamá, cielo? —Por el retrovisor veo como asiente con una sonrisa en sus labios, mostrando sus pequeños dientes y la preciosa redondez de sus mejillas sonrosadas —¿Quién es la más guapa?
—¡Yo! —grita emocionada, alzando sus pequeños brazos al aire.
Por supuesto, mi pequeña Odette, no se ha perdido su cuota de vanidad propia de los Lestienne. Sin embargo, tiene toda la razón, es una niña encantadora, en personalidad, dulce, cariñosa, especialmente abrazadora compulsiva, y con un corazón lleno de amor como su madre, las facciones de su rostro también son una copia exacta de su madre, pero el color en sus ojos tan cristalinos como el mar en conjunto con su oscuro cabello son mi absoluto orgullo.
—Mi niña lo es —celebro con ella —También es inteligente, amable, saludable y feliz.
Ella asiente siguiendo el ritmo de cada una de mis palabras.
—Mamá...
—¿Mamá también es guapa, inteligente, amable...
—¡Síiii! —me interrumpe, acompañada de una pequeña carcajada —Ma...má...
Odette está comenzando a aprender más y más palabras, sin embargo, mamá fue su primera, y parece que sigue siendo su favorita, por supuesto, sin quitar el peso a lo mucho que debe echarla de menos. En otro rápido reojo noto como se frota sus ojitos, está agotada, ha pasado medio día en el cuidado, y el resto de la tarde conmigo en el local, ya es hora de que vea a mamá, lo sabe, deja otro coro de palabras que no entiendo, excepto «mamá».
Sus deseos, y los míos, en escasos minutos se vuelven una realidad. Estamos en la Casa Lestienne. Mi niña sujeta con firmeza dos de mis dedos en su pequeña mano para ir a mi lado en dirección a la entrada. Ella sabe muy bien que dentro de este mágico lugar ella es una pequeña celebridad, solo por ello elige ir andando en lugar de los brazos de su papi.
Odette sabe que aquí se modelan muchos vestidos, antes de apreciarlo con sus propios ojos, comenzar a entenderlo, ella lo sintió, Cora pasó gran parte de su embarazo aquí, así que mi bebé es una creadora incluso antes de existir. Luce su vestido de princesa sin importar que lleve una ropa de diario debajo, no combina en lo absoluto, además, las dos coletas que le he hecho al recogerla no están en su mejor momento, una ha quedado más arriba, unos cabellos han quedado sueltos, pero después de toda una tarde jugando en el jardín del local, he hecho un grandioso esfuerzo por recuperar el peinado que Cora le ha dejado a primera hora.
Su energía, su sonrisa, resurge al cruzar las puertas, un coro de saludos nos recibe, acompaña, a medida que avanzamos, no soy un gran amante de la atención, a diferencia de la chiquita que llevo sujeta de mi mano y la mujer con la que estoy casado, responde cada saludo con el agitar de su mano en el aire. Se concentra en cada escalón que sube con cuidado, también apoyada de la barandilla.
Papá deja de existir al superar el ultimo escalón, se deja de mi mano para correr en dirección a las puertas dobles, su mínima altura no es capaz de activar el sensor, sin embargo, ella no sabe que le sigo el paso para que se abran, se ríe feliz de la magia que acaba de ocurrir, no se detiene, su risa se hace más fuerte cuando pasa de Lucía saludándola solo con su mano para pasar directo a la oficina de Barbie, la puerta está abierta.
—¡Mamá! —su grito emocionado, solo significa una cosa.
Siento no detenerme para saludar a Lucy de forma extendida, ella lo entiende, también me sigue ya sonriente, para observar juntos desde la puerta como Odette alcanza por fin los anhelados brazos de su mamá, quien la alza para acurrucarla en su pecho dándole un beso en su cabecita. Tienen una linda conversación, Cora pregunta y ella asiente o niega. La ha pasado bien, la he cuidado bien, no se comió todas sus frutas y vegetales, y definitivamente no se ha portado tan bien en el cuidado, sí, ella tampoco sabe mentir, típico de los Lestienne.
Este momento, junto con cada interacción que tengo el placer de admirar entre las dos chicas que, conservan entre sus manos mi corazón entero, se atesora en un cajón en mi interior, donde todos los tesoros que la vida me ha regalado yacen.
Sin poderme contenerme avanzo al interior de la oficina para unirme a ella, Odette no suelta su mamá, pero me permite abrazarla para compartir el peso, el largo de mi brazo me permite tomar la cintura de mi Barbie pegándola a mí.
—Beso... —susurra tomando nuestras mejillas para juntar nuestros labios. Su dulce carcajada nos baña de alegría —Beso y... beso.
Complacer a mi pequeña en este instante me parece una absoluta maravilla, tener nuevamente los labios jugosos de mi esposa sobre los míos es un absoluto deleite, aunque solo dure un escaso segundo. Ya no pide otro, pero los ojos de Barbie sí, se lo concedo, permitiéndome acariciar su cabello rubio una vez más.
Salimos de la Casa Lestienne poco tiempo después, en casa estamos todos juntos, Hera, Tyr y Osiris siguen a Odette en cada paso, son una manada y esa pequeña es su líder. Hoy el turno de la cena es para el menú favorito de Odette, linguini a la boloñesa con queso mozzarella. Después del baño tomado por los tres compartimos la mesa.
Después que la pequeña va a la cama, Cora y yo compartimos nuestro momento íntimo, a veces solo conversamos, a veces nos besamos, a veces nos abrazamos en silencio, y mis noches favoritas son aquellas todo eso sucede, cuando su cuerpo, su alma, se entrega y se funde al mío.
Después de tantas vueltas, tantas caídas, he encontrado mi lugar, mi hogar, mi felicidad, sí, la felicidad de mi Barbie y Odette, es el complemento más grande, más perfecto, de la mía.
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Enigma (Serie: LIBRO IV)
ChickLit***CUARTO LIBRO DE LA SERIE AMORES EN ITALIA*** En medio de su divorcio Coraline Lestienne se cruzó con Enigma, un hombre lleno de tatuajes, envuelto en misterios, y unos ojos azules que gritaban caos, justo lo que ella llevaba atrapado en el corazó...