***CAPITULO UNO***

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Si tomar decisiones incorrectas es algún tipo de pasatiempo, está demostrado estadísticamente que es al que más recurre Coraline Lestienne

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Si tomar decisiones incorrectas es algún tipo de pasatiempo, está demostrado estadísticamente que es al que más recurre Coraline Lestienne.

¿Y ella quién es?

Soy yo, nadie más que yo, puede equivocarse tanto.

Está mal, no debería hacerlo, pero aquí estoy, frente a la que fue mi casa por diez años, la que compartí con Angelo, mi futuro ex esposo, dónde tuve una gran parte de los mejores momentos de mi vida, y sin duda alguna, los peores de ella.

Estoy aquí porque me siento como una adicta en plena rehabilitación, una adicta que sabe lo que le hace daño, que desea curarse, pero no deja de necesitar un poco de ello, porque, aún con todo lo malo, hubo un momento en que se sintió bien, y hace mucho, muchísimo tiempo que no yo sé que es estar bien.

Al decidirme a entrar noto la gran soledad que se expande por todo el lugar, una fina capa de polvo cubre cada repisa, cada mueble, cada artefacto. Hace semanas no pisaba este lugar, y Angelo menos, al menos no que yo lo sepa desde que le pusieron la orden de restricción.

Los recuerdos me llegan a medida que avanzo, al recibidor, a la cómoda de madera negra que sostiene el portarretrato digital. Nuestras fotos y videos juntos, reproduciéndose sin parar, diciéndome otra vez lo que ya sé. Yo realmente me enamoré, me casé ilusionada, y también di todo lo que tenía para que funcionara.

Ahora solo tengo este montón de piezas rotas y una gran incertidumbre, pensando constantemente si fueron suficientes todos mis esfuerzos, si hubo algo que pude hacer diferente, sí me rendí temprano en mi sueño matrimonial, de tener una verdadera historia de amor.

Llevo semanas sin dormir completo, sin comer bien, sin dejar de llorar, sin dejar de pensar en él, en ese hombre con el que una vez fui inmensamente feliz.

—Tienes que ser fuerte, Cora —me susurro, conteniendo un nudo en mi garganta.

Hice todo lo que pude, di todo, y por ello, me perdí.

Por saber que una vez fui feliz, intenté una y otra vez recuperar mi matrimonio, haciéndome adicta al maldito circulo vicioso, rompiéndome en pedacitos, bloqueándome, sin poder ver que todo había acabado, que me estaba dañando a mí misma.

Se me escapa un sollozo. No puedo permitirme volver a caer, he venido a recordarme que debo seguir adelante con mi divorcio, no puedo aferrarme a lo que ya fue, no puedo seguir rompiéndome para mantener una relación que ya está muerta.

Aparto las lagrimas de mis ojos en el mismo instante que intento retomar el camino a mi nueva casa, debo intentar descansar, debo seguir intentando seguir adelante, sin embargo, el crujir de las escaleras detiene cada uno de mis pasos, tan solo giro mi rostro veloz, tomando un poco de oxigeno, asustada, que se queda a mitad de camino atorado en mi garganta.

No puede ser. No puede ser. No puede ser.

—¿Coraline?

Mi nombre en su voz me produce escalofríos.

Enigma (Serie: LIBRO IV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora