***CAPITULO VEINTINUEVE***

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Tomo la mano de Clarissa lo más pronto que mi sorpresa me permite, dándole esta vez un nuevo enfoque a mi mirada

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Tomo la mano de Clarissa lo más pronto que mi sorpresa me permite, dándole esta vez un nuevo enfoque a mi mirada. Ya no es solo una mujer sumamente preciosa, puedo apreciar el parecido que tiene con él, específicamente en sus orbes, azules, que hablan por si solos. Los de él mostraban el caos que lo estaba consumiendo, mientras que ella muestra la desesperación abrazada a la esperanza.

—¿Usted es la madre de Gioele? —le pregunto, aun cuando es evidente.

—Sí —me concede una sonrisa —¿Eres su novia?

Ciertamente, no hemos dicho esa pregunta en específico, pero nuestras experiencias vividas me hacen asentir al instante, llena de seguridad por lo que tengo con él. Así mismo, estoy segura de que él no sabe que ella está aquí, o al menos que han tenido un acercamiento.

—¿Usted me conoce? ¿Está aquí por él?

No paso por alto que me llamado por mi nombre completo. Mantengo mi distancia sintiendo un poco de desconfianza, incluso cuando lo que percibo de ella es totalmente lo contrario.

—No, no te conozco más allá de tu nombre y saber que compartes tiempo con mi hijo —Ella expulsa un pequeño aliento —¿Gioele te contó lo que sucedió en nuestra familia?

Aunque mentir se me da bien la mayoría de las veces, la angustiosa necesidad en sus ojos lo vuelve imposible en esta situación.

—Lamento mucho su perdida —murmuro, conteniendo mis manos para mí y no apretar su mano.

—Gracias —dice, pero sé que es una respuesta prefabricada —¿Podrías regalarme unos minutos de tu tiempo? Me gustaría hablar contigo, en privado si es posible.

Me contengo el «no» que quiere salir de mis labios, tan solo para pensarlo mejor. No quiero que este encuentro sea un problema posterior para Enigma, no quiero tener una conversación con su madre a sus espaldas, tener que escuchar algo más que quizá él no este listo para que yo tenga en conocimiento, en definitiva, no quiero hacer absolutamente nada que afecte el avance que ha tenido en terapia y en la relación que estamos empezando a construir. Pero tampoco deseo negarme a esto si existe la posibilidad de que le ayude a continuar dando pasos hacia adelante.

—Primero dígame que quiere —expreso decida —No estoy dispuesta a hacer, ni permitir, que absolutamente nada le cause un daño a Gioele, ha tenido suficiente, él ahora está volviendo a ver la luz del sol, nada va interrumpir eso.

No es mi intención herirla, pero en sus ojos puedo ver como le han tocado mis palabras.

—Yo tampoco quiero herirlo —Su segura voz se quiebra un segundo, casi puedo creer que lo he imaginado, hasta que continua, totalmente sentida —No más de lo que ya hice.

Justo como me ha sucedido tantas veces con él, puedo ver en Clarissa la sinceridad que habita en sus palabras, puedo sentir la intensidad de su dolor, tan similar al del su hijo. Esto que ha sucedido ha sido fuerte para los dos, me permito colocarme en sus zapatos un segundo, entender lo devastador que debe ser perder un hijo.

Enigma (Serie: LIBRO IV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora