***CAPITULO TRECE***

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Este nuevo despertar tiene otro aire, uno más ligero, más contento

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Este nuevo despertar tiene otro aire, uno más ligero, más contento. Estiro mi cuerpo desnudo por toda la cama, estoy sola en ella, así que tomo tanto espacio como quiero y luego me doy un abrazo a mí misma, se me escapa una sonrisa, se siente bien hacerlo incluso antes de abrir los ojos.

Como un halo, lo sucedido en la noche anterior ilumina mi cabeza, dando la vuelta alrededor de todos los besos que nos dimos, las caricias, y por supuesto, el sexo espectacular que tuvimos. Estuvo tan bueno, tan intenso, que no recuerdo cuando me quedé dormida, solo sé que el orgasmo sacudió cada fibra de mi cuerpo, compartimos un abrazo y es todo.

Al abrir los ojos puede parecer que no hay rastros de la noche, pero al fijarme en la cómoda a mi lado, están dobladas la corbata junto a la cinta médica, un recordatorio silencioso de lo creativo que se puede ser sexualmente. Casi flotando me dirijo al gran balcón, el día está soleado, bastante precioso, pero algo, mejor dicho, alguien más llama mi completa atención. Sonrío abiertamente, bastante sorprendida.

Enigma está echado en la tumbona, sin camisa, con una mano bajo su cabeza y otra repartiéndole caricias a Tyr que lo acompaña acostado en la arena mientras que la pequeña celópata de Hera está metida en medio de sus piernas.

Es una imagen preciosa, estoy segura de que sus hijos de cuatro patas son la batería de toda su paz. Sin embargo, no puedo creer que esté tan lleno de tranquilidad, casi de apariencia celestial, después de haberme follado tan duro, tan caliente, como el mismísimo infierno.

Como todo infierno; es tentador, de solo verlo, las ganas de volver a tenerlo sobre mí me golpean con fuerza y no necesito nada más para ponerme sobre la marcha. Hago toda mi rutina matutina con premura, tomo un baño delicioso que calma las tensiones de mis músculos. Manteniéndome incapaz de renunciar a su olor, finjo que no tengo toda una maleta llena de ropa tan solo como excusa para volver a usar una de sus camisas y conservar ese delicioso aroma tan suyo en mi cuerpo.

El ruido de las olas se cuela por toda la casa mientras bajo por las escaleras, le sigo casi corriendo con mi sonrisa que se hace más grande al saber que siguen exactamente como los vi a través de la ventana. Tyr es el primero en notarme, creo que me quiere, mueve su cola con alegría para mí y con golpe de su trompa en mi mano me invita a que le haga cariño. Los otros dos se dan cuenta entonces de mi presencia, se acomodan mientras termino de acercarme, y para mi sorpresa, Hera también me pide mimos, me lame las manos, claro está, todo eso antes de que toque a su papá, primero ella.

Intento ignorarlo, concentrarme solo en los pequeños bebés, pero no me lo permite, esa energía suya, su mirada cargada me atraen con fuerza, como un imán, al que por más que lo intente no me puedo resistir. Mi sonrisa fluye sola cuando me encuentro con ese mar oscuro que tiene en sus orbes y eso le basta para tomarme de la cintura haciéndome caer en su regazo.

Sigue mirándome con meticulosidad cada palmo de mi rostro, no sé qué busca, pero me muerdo el labio porque todo lo que yo quiero es que me bese. Cierro los ojos, sé que esto no es propio de él, me lo cuenta la lentitud en que se mueve al darle una sutil caricia a mi mejilla.

Enigma (Serie: LIBRO IV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora