***EPILOGO I***

594 104 11
                                    

Ocho meses después

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ocho meses después...

—Buenas noches, señora Bernocchi —murmuro tras atender su llamada.

Han pasado dos meses desde que ocurrió nuestra boda, no he perdido oportunidad desde entonces para llamarle así, «señora Bernocchi», mía, mi señora, para disfrutar del sonrojo que se pinta en sus mejillas, mientras sonríe con el labio guardado entre sus dientes.

Ahora mismo, que nuestra conversación ocurre por teléfono, por el suspiro que capto sé que está haciendo exactamente esos preciosos gestos.

—¿Ya vienes? —su voz; en un dulce susurro emocionado, casi ansioso, me tiene demasiado curioso.

—Ya estoy cerca, Barbie, estaré contigo en cinco minutos —aviso, sonrío, incapaz de no contagiarme de su alegría —¿Está todo bien?

Diez minutos atrás me pidió que volviese pronto a casa, ni siquiera lo he pensado para tomar las llaves del auto y marcharme para encontrarme con ella, aún cuando Enigma se encuentra lleno a toda su capacidad y quedan varias horas hasta poder cerrar.

—Si, como nunca antes.

Satisfecho con su respuesta, que siempre me rebosan de felicidad, me despido de ella concentrado en el escaso camino que me falta para acompañarle. Todo está marchando bien, como nunca antes, en nuestra vida como recién casados. Miro un instante el anillo de oro que envuelve mi dedo anular, todavía no puedo creer que fue Cora quien lo deslizó hasta allí vestida de blanco.

Pero es real, ser feliz junto mi Barbie, finalmente es mi realidad.

Llego a casa en el tiempo estimado, tan solo con apagar el motor del auto puedo escuchar algunos ladridos, especialmente de Osiris que aún no abandona del todo su etapa de cachorro y sigue aprendiendo a comportarse. Es el primero en recibirme alzándose en sus patas traseras para que lo mime a él primero, mientras que los otros dos esperan en su lugar agitando sus colas con emoción. Le dedicó su debido tiempo a cada uno, sin embargo, mientras transcurre Cora no aparece, le busco en la cocina al momento que dejo la cena de ambos en el mostrador y me lavo las manos.

—¡Barbie, llegué! —le aviso fuerte para que pueda escucharse en toda la casa.

Aun así, no hay respuesta.

Me apresuro a subir las escaleras, realmente puedo moverme cómodo ahora completamente acostumbrado a la prótesis. Nuestra habitación tiene las luces encendidas, me dirijo allí, volviéndola a llamar, no responde, pero, antes de cualquier sentimiento de nervios me arrope me topo con ella de frente, se sobresalta un segundo ante de recibirme con una sonrisa abierta.

—Estás aquí —murmura alegre, dejando el pomo de la puerta del baño para moverse hasta mis brazos.

Me toma la nuca entre sus delicadas manos, ahora frías, un poco húmedas, alzada de puntillas para llegar a mis labios y depositar un beso, también se encuentra en la misma temperatura con un delicioso sabor a menta.

Enigma (Serie: LIBRO IV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora