Capítulo 13

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**¿Recuerdan esta historia? Mil años después (y con disculpas incluidas por la tardanza) la traigo de vuelta. Por si la siguen aun. Abrazos y actualizaré pronto.**


–¿Crees que lo entenderá? –inquirió Gisele, sentándose junto a Heath. Él la miró, con curiosidad–. ¿No es eso lo que me quieres preguntar?

–¿Cómo sabes que quiero preguntarte algo? No, espera, ¿cómo sabes qué es eso lo que quiero preguntar? –preguntó Heath, sorprendido.

–¿Cómo? Me has estado mirando insistentemente, hace varios días, y cada vez que vas a decir algo cierras la boca y continúas mirándome atentamente. ¿Qué sucede? No me vas a decir nada... raro... ¿verdad? –dijo, medio en broma, medio preocupada.

–¿Qué? –Heath ladeó el rostro y luego abrió los ojos, entendiéndolo–. Oh, Dioses, no.

–¡Menos mal! No me malentiendas, eres un hombre muy atractivo, Heath, pero para mí eres como un hermano y jamás podría verte como nada diferente.

–Algo por lo que agradezco a los dioses –soltó Heath, divertido–. En verdad, no necesito más dramas en mi vida.

–¿Más? –Gisele se puso seria, observándolo esta vez ella atentamente–. Entonces sí estaba en lo cierto.

–¿Qué quieres decir?

–Recuerdas.

–Sí.

–¿Todo?

–Todo.

–Ah.

Gisele suspiró y le apoyó una mano en el brazo, en señal de apoyo. Heath sonrió levemente y también suspiró.

–Tan complicado, ¿eh?

–Sí... y no.

–¿Qué quieres decir?

–La situación quizás es un poco complicada, pero no lo que siento al respecto.

–Ah.

–Sí.

–Lo entenderá.

–¿Tú crees? Ni siquiera sabes de qué se trata.

–¿Estás casado? ¿Tienes hijos?

–No.

–Entonces, cualquier otra cosa que sea, lo entenderá. Es Genevieve, lo sabes.

–Por eso temo aún más. Hacerle daño.

–No lo harás. Solo... díselo.

–¿Hmm?

–No trates de ocultarle... cosas. Díselo, es la única forma.

–Lo haré.

Gisele le sonrió y se incorporó para ultimar los preparativos para partir a la mañana siguiente en búsqueda de Genevieve. Heath volvió a suspirar y miró al cielo, preguntándose dónde se encontrarían las dos personas a las que estaba buscando. ¿Dónde estaban su hermano y su Evie en esos momentos?

Dioses, ojalá estuvieran a salvo. Ojalá fuera capaz de encontrarlos pronto.

Por el momento –pensó mientras se incorporaba también– debía regresar a la otra parte de su misión. Aun a riesgo de quedar descubierto, debía lograr hacer llegar noticias a Savoir para que supieran que estaba vivo y se encontraba bien. Al menos de momento.

Tenía que hacerlo, lo sabía, solo que aún no había hallado el modo más seguro, la persona a quien podría confiar aquellas noticias contenidas en la carta que llevaba escrita desde que había recobrado la memoria.

Una oportunidad (Drummond #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora