Capítulo 24

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-Estoy de vuelta -anunció Garrett con gravedad. Los ojos de Weston volaron hacia su rostro y suspiró-. Su hermano quiere verlo en la biblioteca.

-Gracias -Weston se levantó lentamente, sabiendo que era innecesario y poco recomendable correr a escuchar las noticias que podía traer. No eran buenas. Eso era evidente por el gesto de Garrett.

Cuando entró, se sorprendió al observar que Robin ya se encontraba ahí. Había pensado que se quedaría más tiempo saludando a su pequeño, lo que confirmaba que las novedades eran malas.

-¿Lo encontraste? -inquirió Weston. Robin se encogió de hombros y suspiró, cansado -. ¿Qué significa eso?

-Que hubiera preferido no hacerlo -dijo, alargándole dos medallones de identificación de la familia Drummond. Inesperado.

-Ah.

-Ahora... no sé qué debo hacer.

-Hmmm... -Weston se sentó frente a él. Carraspeó, incómodo con el nudo que sentía en la garganta ante aquellas novedades-: ¿puedo ayudar?

Los ojos claros de Robin, tan parecidos a los suyos, se clavaron en él.

-No creo que nadie pueda. En este momento.

-Podrías decírselo... -Weston se detuvo, sabiendo que no era así. Robin no podía decirle nada a nadie más-. Lo siento -dijo, porque no había palabras más propicias, pero también poco adecuadas en ese momento. Tan poco.

-Yo también, hermano. Yo también -musitó Robin, con gesto cansado.

Los dos hombres continuaron en silencio un momento más, lamentando la nueva pérdida de la familia Drummond.


***


-¿Estás de acuerdo con esos planes, Evie? -Heath preguntó, tomando sus dos manos. Genevieve asintió, con una pequeña sonrisa-. ¿Qué sucede?

-No necesitas estar tan preocupado, Heath. No pienso dejar que te marches sin mí.

-Evie... -Heath la atrajo hacia sus brazos-. Pensé que podrías echarte atrás si...

-¿Y perderme la oportunidad de que me sigan llamando milady? ¡Dioses! -bromeó contra su pecho. Él rió-. Te amo, Heath, y eso no cambiará estemos dónde estemos.

-Espero que siempre recuerdes eso, cariño -musitó Heath contra su cabello-. Temo que las circunstancias no serán fáciles a nuestra llegada...

-¿Pero estarás conmigo cierto?

-En cada paso del camino.

-Entonces no importa. No demasiado, si te tengo a ti.

-No demasiado... esa es mi esposa.

Los dos encontraron sus miradas y volvieron a reír. Heath le ofreció la mano para continuar caminando.

-En dos días partiremos. Extrañaré tenerte solo para mí -dijo Heath, pensativo.

-¿Qué quieres decir? -inquirió con curiosidad.

-Bueno, cuando lleguemos a Savoir, habrá muchas cosas por hacer.

-Ah, así que seré yo la que no te tendrá solo para mí.

-También eso.

-Lo superaremos -Evie dijo con más seguridad de la que sentía-. Después de todo, debes volver a donde perteneces.

-Tú también perteneces a Savoir ahora.

-No exactamente. En realidad, a donde tú pertenezcas, sin duda yo te seguiré.

Una oportunidad (Drummond #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora