Las miradas que intercambiaron los presentes hicieron evidente que tanto ella como su hermana estaban sobrando en esa reunión. Encontró los ojos de Gisele y vio la misma incomodidad y clara incertidumbre, por lo que carraspeó, llamando la atención de Heath, y del resto inevitablemente.
–No esperaba un recibimiento tan lúgubre –soltó Heath finalmente, con su característico buen humor. Al no obtener respuesta, giró hacia su hermano gemelo, el que sabía que podría responder–. ¿Qué sucede?
–Demasiado –Robin se pasó una mano por el cabello. Después, lució incómodo al notar apenas a las hermanas Leroux–: Primero, creo que estarán cansados por el viaje. ¿Deberíamos buscar habitaciones para tus... acompañantes?
Su tono se sintió como una bofetada para Genevieve, aunque estaba segura de que no había sido realmente su intención. El desconcierto se percibía en el aire y no podía culparlos, no demasiado después de cómo habían llegado, sin anuncio y a interrumpir una boda.
–Se hospedarán en el Castillo –decretó Heath. Robin asintió, aunque intentó y era patente que le costó mantener un gesto neutro.
–¿Podrían ustedes acompañarlas? –pidió, girando hacia Ashton y Kyan, quienes eran la elección lógica pues sabían de qué se trataba todo. Los dos asintieron y se acercaron hacia Genevieve y Gisele, quienes era evidente hacían lo posible por mantenerse serenas en ese ambiente desconocido.
–Está bien –aseguró Heath, cruzando miradas con Genevieve. Ella dio un asentimiento breve, antes de salir del salón junto con el menor de los Drummond y el capitán de la guardia real escoltándolas.
Genevieve lamentó por lo bajo tener que separarse de Heath en un momento que era notoriamente trascendental, pero no había tenido opción. Tampoco parecía que Heath quisiera que ella estuviera ahí, a su lado.
Las cosas empezaban a cambiar, como tanto había temido al atravesar el umbral de esa fortaleza.
Y, cuando transcurrieron varias horas sin noticias de Heath, Genevieve estuvo convencida que la felicidad que había vivido en sus días con aquel hombre convaleciente y sin memoria eran irrefutablemente cosa del pasado.
–Estás triste. ¿Tanto te disgustan las habitaciones? –bromeó Gisele, atravesando la puerta que comunicaba la habitación de Genevieve con una pequeña sala de espera que había ido a investigar. Miró a su alrededor con intención, a la estancia que era casi tan grande como la pequeña cabaña que una vez habían habitado juntas–. Es extraño, ¿no?
–Sí, lo es –confirmó Genevieve, sin necesidad de que le aclarara a qué exactamente se refería. Porque todo lo era. Extraño, nuevo, diferente.
–¿Te arrepientes? –inquirió, sentándose a su lado.
–No.
–Porque lo amas.
–Sí –Genevieve miró al suelo– aunque no sé si eso sirva de algo aquí.
–¿Por qué? –Gisele frunció el ceño ante el tono derrotado de su hermana.
–Aquí Heath lo tiene todo. Y ahora no solo lo recordará, sino que lo vivirá. Con absoluta claridad, cada aspecto que quizá creía recordar, pero no realmente.
–Hmmm... ¿Heath te parece superficial?
–No, sólo que el entorno puede cambiar la perspectiva de las cosas. Tal como el tiempo y la distancia pudo atenuar lo que una vez fue... para él.
–No sé, hermana, creo que te preocupas demasiado.
–Ah, quizá sea que no soy tan joven como tú.
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Una oportunidad (Drummond #1)
RomanceHeath Drummond se dirige al frente de batalla para rescatar a su hermano menor. Sabe que es una misión que puede costarle la vida, pero no le importa. En ese momento, lo único que importa es llegar a tiempo y cumplir su deber como el mayor de los he...