56. Con cada aliento

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The platters— Only you

—Cualquiera diría que estas alturas ya estaría bastante acostumbrado a hacer la maleta — dijo Rick mientras doblaba algo de ropa dentro. Lo que era difícil cuando Risotto no dejaba de alborotarle todo en un brote de travesura—, eh, eh, eh chica, no hagas eso. Risotto — se quejó pero de cualquier modo no pudo evitar reir mientras su mascota se enredaba en una de las camisetas de JJ—. Okey, eso fue gracioso.

—Creía que ya habías terminado— JJ llegó a su lado dándole un beso en la mejilla, dejando otras dos mudas de ropa—. Pon esto también, por favor.

—Okey. Y en mi defensa diré que Risotto me está haciendo la tarea mil veces más difícil.

El ingeniero se limitó a soltar una risita y robarle otro beso. Rick inició de nuevo con su tarea de doblar la ropa, con la esperanza de que esta vez su adorable gata no terminara desparramando todo sobre la cama. Tuvo que entreteneral con uno de sus juguetes mientras con la otra mano terminaba de guardar todo. Estaría yendo por el fin de semana a Nueva York, para visitar a los padres de JJ. Al final ellos no habían podido escaparse a Nashville y por eso Rick decidió que era mejor si él y JJ iban a visitarlos. Además quería ir. Era lo menos que podía hacer después de todo el apoyo que su novio le había dado. Y sería una gran manera de aprovechar que tenía un poco de tiempo libre antes de que la banda empezara com su próximo aluvion de trabajo, entre presentaciones, entrevistas, apariciones en programas y sesiones de fotos. Era una locura.

Entonces, se iban solo por dos días y por eso acordaron con JJ que lo mejor era compartir una maleta pequeña, por esos estaba guardando su ropa junto a la de su novio. Y eso se sentía bien.

Era curioso, pero unos meses atrás había estado realmente asustado por la idea de que en algún momento JJ le pidiera vivir juntos. Parecía demasiado pronto, aún lo parecía en realidad. Pero lo corto es que hasta cierto punto vivían juntos. Su tiempo libre, cuando no salían a la calle a pasear, se quedaban el apartamento, no importaba si era el suyo o el de JJ. Eran escasos los días en los que dormían separados. De cualquier forma seguía habiendo un límite, la certeza de que si alguno de ellos necesitaba espacio lo tendría.

Y no sabía si en algún momento cercano se sentiría totalmente cómodo con la idea de mudarse juntos. Obviamente un día lo harían, cuando le pudiera a JJ que de casara con él. Pero aún no. Y qué más daba, ¿cierto? Tenían tiempo de sobra para explorar, para afianzar aún más la relación, para descubrir lo que les gustaba y lo que no. Tenían tiempo para hacer funcionar una convivencia, un compromiso. Mientras tanto Rick estaba satisfecho con lo que tenían y confiaba en que JJ le diría cuando quisiera más.

Por fin cerró la maleta, eso fue gracias a que Risotto se cansó de jugar y en cambio se quedó desparramada a un lado, conformándose con verlo acabar con su tarea. Sus ojos eran pequeñas rendijas y ronroneaba suavemente. Dios, amaba a esa gata, era encantadora. Tenía esta graciosa costumbre de despertarlo ronroneando directamente en su oído. Y cuando  Rick aun se mostraba reacio a levantarse, le presionaba la nariz en las mejillas. A él le gustaba pensar que eran besos felinos de buenos días.

De pronto, como si hubiera recargado sus baterías, Risotto se puso de pie con agilidad y saltó sobre una pila de libros que tenía a  un costado sobre la mesita de noche. Lo cual fue un error, porque se tambaleó y cayó al suelo. Al menos sus reflejos ninja hicieron a Risotto caer de pie. Cinco segundos después había huido de la habitación.

A Lonely Heart Song © (Love & Music #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora