23. Derek

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(7/7)

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Billy Idol— Eyes without face

El bar tenía un ambiente cálido, pero no sofocante a pesar de que estaba bastante concurrido. Tenía un tamaño mediano con una barra de tamaño igualmente mediano de madera púlida y reluciente que seguro mantenían bien cuidada. En la pared detrás de la barra había elegantes estanterias que exhibían una gran selección de licores y vinos, muchas de las marcas eran exclusivas y bastante costosas.

Los meseros iban vestidos  con camisas de botones en color blanco y chalecos de traje en color negro. Se veían pulcros y elegantes. Pero no podía esperarse menos cuando la clintela lucía sofisticada. Hombres y mujeres de negocios muy probablemente. O solo personas que estaban acostumbradas a recibir un buen servicio, algo más elegante con cierto aire de exlclusividad.

Pero no es como si Rick se diera cuenta de algo sobre eso. Porque al poner un pie dentro de aquel bar, fue como si su mente se hubiera visto cubierta por una bruma de confusión. Aún había una guerra en su interior. Una parte de él gritaba de desesperación por lo insensato que estaba siendo al reunirse con un hombre que le había hecho mucho daño. Y luego estaba la otra parte de él, una más pequeña, pero más insidiosa que se retorcía de curiosidad, de anhelo por ver de nuevo a Derek Hollander.

Era esa parte rota de él la que lo llevó a ceder a la tentación y terminar dejando el hotel, cediendo a la petición de Derek aún cuando sabía que no debería porque no podía salir nada bueno de ello. Ya se había demostrado a si mismo lo que la presencia de Derek en su vida podía provocar. Se supone que había tocado fondo. Se supone que aprendió la lección y que estaba recibiendo terapia para no cometer los mismos errores de nuevo.

Y sin embargo ahí estaba. Joder

Camino lentamente, serpenteando entre las mesas, cuidándose de no chocar contra las personas que se movían por los alrededores. Debía llegar hasta el final, hasta la última mesa junto a la ventana. Quizá en el fondo guardaba la esperanza de que Derek no estuviera ahí, que solo le haya jugado una broma. O en todo caso esperaba haberse tardado lo suficiente como para que el hombre se cansara de esperar y se marchara.

Pero a medida que se andentraba en el bar, se dio cuenta de no tuvo tanta suerte. Las mesas eran bajas y los asientos eran éstas sillas de respaldo igualmente bajo, por lo que no tuvo ningún problema en reconocer a Derek a pesar de que le daba la espalda. La línea de sus hombros y el cabello oscuro le eran demasiado familiares a pesar de que llevaba mucho tiempo sin verlo. Y eso no lo hacía feliz.

Sus pasos dudaron cuando estuvo a escasa distancia de él, porque fue su última oportunidad de alejarse y sin embargo no se detuvo, siguió avanzando hasta quedar justo a un lado de la mesa. Derek había tenido la vista puesta en la ventana. Una de sus manos estirada  sobre la mesa, tocando delicadamente un vaso de Whiskey escocés. Una marca  rara y extranjera de seguro.

No tuvo que anunciarse, su refeljo en el crital de la ventana tuvo a Derek girando el rostro, inmovilizándolo con esos ojos azules que alguna vez le aparecieron fascinantes. Cualquiera pensaría que un par de años sin ver a alguien le quitaría importancia, o en el caso de Derek, poder. En especial porque la última vez que se vieron en Boston, Rick lo mandó a la mierda.

Y sin embargo, fue todo lo contrario. Quedó atrapado en esa mirada y volvió a sentirse como el hombre que era capaz e ceder ante la promesa de un poco de atención.

A Lonely Heart Song © (Love & Music #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora