¿YUMEKO TIENE NÁUSEAS?

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Un mes después.

Queda 30 días para la llegada de la Tríada Oscura.

Este mes ha sido tranquilo, dentro de lo que cabe. Margarita realmente me ha ayudado a organizarme mejor, y puedo darle tiempo a todo.

Desde que empezaron mis clases me es más difícil el convivir con los chicos de la base, ya que me la paso casi todo el día en la calle, y cuando estoy ahí, generalmente nos mandan a misiones, así que no he pasado tiempo con ellos, ni siquiera con Vanessa.

Las únicas personas con las que he convivido es con las del castillo, y no son las personas con las que precisamente quisiera tratar, especialmente con Helene, ha estado detrás de mí como un perro con un hueso. Me da la impresión que me ha agarrado de su juguete al que quiere mangonear.

Todo esto sería creíble si yo fuera sumisa y tímida como alguna vez fui.

—¡Más rápido! — Me grita Mereoleona desde arriba del Volcán, ya casi llego.

Hago lo que me pide, mi cuerpo tiembla, pero sé que es buena señal.

Hoy me ha costado más tiempo el llegar, no sé por qué, solo sé que debo de cumplir con el entrenamiento.

—¡Siente el calor en las piernas! — me dice sonriendo emocionada — trabaja esos músculos para que los saltos en el aire sean más rápidos y con mayor fuerza.

Logro llegar, pero al final de la cima se me nubla la vista y caigo de rodillas, respiro como puedo.

Mereoleona se percata y acude a toda prisa hacia mí, me quita el cinturón con las pesas y hace me siente.

—Mira hacia arriba — me indica — inhala, exhala... otra vez, inhala, exhala.

Pasarían diez minutos para que me recuperara.

—Haz estado muy lenta hoy — me señala

—Lo siento, no sé por qué —me disculpo decepcionada

—Tsk — chasquea la lengua y se sienta a mi lado —las dos hemos estado entrenando el doble últimamente. Puede que eso te afecte.

—A usted no parece afectarle nada — digo divertida

—¿Huh? —me dice divertida — tengo más años entrenando a este ritmo que tú, es obvio que lo aguante un poco más... Pero tú tienes dos desventajas — me dice y levanta dos dedos de su mano derecha —la primera; apenas hace cinco meses empezaste, por ende, tu delgaducho cuerpo no estaba listo, la segunda; que en un mes iras a la batalla, así que tienes que estar más que lista.

—Tsk.

—La ventaja aquí es que, no te das por vencida. No me atrasas en mi camino, a pesar de enseñarte a entrenar, no me estorbas, es como si tuviera un acompañante, no una alumna — sonríe de lado. Primero me tira y después me levanta la moral — incluso me gustaría saber cómo funciona esa técnica tuya — me dice con picardía — un pajarito me ha dicho que la entrenas en tus ratos libres en la base de los Toros Negros.

—¿Se refiere al ki?

—¿Es una técnica de tu país, cierto?

—Así es, pero dudo que las personas del Trébol sepan desarrollarla.

—¿Huh?

—No me malinterprete — digo moviendo ambas manos —me refiero que, al ser el maná su centro de poder, se les hace más difícil el usar el ki, es decir, el ki es energía, todo tu cuerpo es energía. Puedes usar esa misma fuerza y multiplicarla por dos, por cinco, incluso por diez.

UN AMOR EXTRANJERO | NOZEL SILVADonde viven las historias. Descúbrelo ahora