CAPITANA GANSO

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El día había permanecido triste, al menos para mí.

Trataba de fingir que estaba bien, sonriendo y no pensando en lo que realmente me sucedía.

Hoy tuve una misión, después entrené en el bosque al noreste del reino, un bosque pequeño, se llama Raito, esto, porque a pesar de ser un bosque, se mantiene alumbrado por los rayos del sol, mucho más que los otros bosques a los que le visitado o ido a entrenar.

En el bosque Raito, entrené mi hechicería... había estado pensando en si podía unir mis dos magias.

Aunque sé que es posible, ya que pudimos unir nuestras magias con mi hermano, sin embargo, no es lo mismo, debido que yo soy quien porta tanto la hechicería de oscuridad como la magia de Caos; es decir, no es lo mismo cuando es con otra persona que contigo misma.

Prr Prr Prr

Sentí que mi herramienta de comunicación vibraba.

La saco de mi bolsillo.

—¿Si?

—¿Yumeko? — es Nozel

—Dime, en Raito — contesto sin más

—¿Qué haces allá? — me dice consternado

—Vine a entrenar.

—Ya veo — escucho que emboza una sonrisa — ¿vendrás hoy a la casa o te quedarás en la base de los Toros Negros?

—Mmm

Silencio.

—Está bien — digo después de un rato — voy para allá.

—Aquí te espero.

***


Llegué a la casa.

En cuento me encuentro a Nozel, corro a sus brazos.

Él se queda sorprendido ante mi acto y poco a poco me corresponde el abrazo.

—¿Pasa algo?

—No— digo sobre su pecho

Me apretuja más a su cuerpo y yo lo agradezco, me hace sentir segura.

La noche seguía, cenamos y después nos dirigimos a nuestra habitación.

Me siento en la orilla de la cama.

—¿Ahora si me dirás qué tienes? — frunce el ceño

Suspiro y le cuento lo que me sucedió en la mañana.

Se sienta a mi lado y me escucha atentamente.

Silencio.

—Y por eso estoy así — termino diciendo — traté de ocultarlo, y hasta ahora pensaba que lo estaba haciendo bien, hasta que tú lo notaste — digo cabizbaja

—Eso es porque te observo detenidamente — me toma del mentón y dirige mi rostro a su dirección — tu tono de voz, tus suspiros, tu mirada, tu rostro, incluso tu cuerpo, puedo leerlo.

Lo observo sorprendida.

—Ya habíamos hablado de esto — suspira, cierra sus ojos — no te empeñes en eso, a veces, cuanto más lo piensas y te enfocas en eso, menos pasan.

—Lo sé, pero me es imposible no hacerlo.

Nozel mira al techo.

—¿Qué puedo hacer para animarte?

Silencio.

—Mm — gesticulo y el me mira — bueno yo...

Me observa.

UN AMOR EXTRANJERO | NOZEL SILVADonde viven las historias. Descúbrelo ahora