ESTOY MEJOR CON ELLA

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Suena la alarma.

Pego un pequeño brinco, apago la alarma, suspiro, me estiro y abro mis ojos.

Me quedo un momento viendo fijamente el techo, pestañeo un par de veces y un segundo después sonrío.

—Es hoy, hoy es mi boda.

Me levanto de la cama, paso al baño y después bajo a desayunar. Al entrar al comedor de la base me encuentro con los chicos; la comida ya estaba servida y todos desayunaban.

—Ne, Yumeko, ¿estás nerviosa? —  pregunta Luck sonriente

—Sí, un poco — sonreí mientras tomaba un poco de salsa verde para acompañar mis huevos revueltos con jamón y una rebanada de pan.

—Oye, Yumeko— dice Yami —¿a qué hora tengo que estar allá?

—A las cuatro y media — le contesto — tu traje lo deje en tu cuarto, ¿lo viste?

—Sí, gracias.

—Bien, cualquier cosa, ya le dije a Vanessa que te auxilie — digo y volteo a ver a Vanessa y esta asiente.

—¿A qué hora te irás al castillo, Yumeko? — pregunta Noelle

—Moguel me sito a la una, Margarita vendrá por mí.

—Bueno, son las nueve, tienes tiempo.

—Sí, mientras tanto me encargaré de llevar lo necesario, como mis cosas personales...

—Ne, ¿seguirás viviendo en la base después de hoy? — pregunta Zora y me sorprende la pregunta, pero sobre todo, que él me la haga.

—S- si— contesto — es decir; al ser caballero mágico, mi deber es seguir en la base de los Toros Negros, pero igual, nos han asignado una habitación a nosotros como matrimonio en el castillo real. Así que habrá días en que quizás no esté aquí... pero si en su mayoría — sonrío

—Es obvio que después de su boda, Yumeko no estará con nosotros porque se irá de luna de Miel — dice Vanessa defendiéndome — pero el que se case no quiere decir que se irá o dejará de ser caballero mágicos, chicos.

—Así es — digo

—Me alegra que así sea— dice Luck — sería muy triste que ya no estuvieras con nosotros.

—Y-yo, yo quiero que sigas con nosotros, Yumeko san — dice Grey— la orden ya no sería la misma si uno faltara.

—Así es — contesta Noelle

—Chicos — digo por debajo sonriendo — gracias por sus palabras — noto cómo se me quiebra la voz.

—Tsk —chasquea la lengua Yami sonriente — idiota, nunca te dejaríamos ir si así fuese el caso, ¿cierto, chicos?

—¡Si! — exclaman todos en unísono

***

Margarita llegó por mí y en cuanto llegamos al castillo los ayudantes de Moguel me abordaron.

Me bañaron, me vistieron con una bata de seda, era muy suave, después de eso me maquillaron y peinaron, pasaron las horas y Moguel llegó ya arreglado y con mi vestido de novia.

—Bien, abran paso — dice y me ve —luces hermosa, querida.

—Gracias — sonrío

—Muy bien — checa su reloj —son las tres cuarenta, ya es muy tarde, ¡pronto, pronto!

Todos corrieron y me ayudaron a ponerme el vestido.

—¡Con cuidado! — gritaba histérico Moguel ante el estrés

UN AMOR EXTRANJERO | NOZEL SILVADonde viven las historias. Descúbrelo ahora