Capitulo 3

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--  Bueno, ya he terminado con tu cabello Candice. Iré por un unguento ¿de acuerdo? Mientras puedes vestirte, ten  --  y cuando quiso pararse, sus piernas le fallaron y sintió un mareo desvaneciendose por  un instante  -- ¿ te encuentras bien?  --  Pony la sostenía del codo, al mismo tiempo que en la mirada preocupada.

¿ Y si estaba encinta? Terry de verdad había sido un insensato, pero la iba a oír.

-- Eso solo que.... se calló al saber que estaba apunto de pedir comida. Su madre  la habría reprendido.

-- ¿Qué?  --  Le preguntó  Dory y ante la mirada reprobatoria de Pony, se disculpo.

-- ¿Que sucede Candice? -- Noto como las mejillas pálidas se volvían ligeramente rojas, con tal contraste a su piel blanca.

-- Es que tengo hambre.  -- El corazón de ambas mujeres se encogio ante la vergüenza que vieron en las facciones delicadas de Candice.

-- Espera aquí, ya voy por comida. enseguida vuelvo
--- Dory, salió  disparada del cuarto.

-- Lo siento, no quiero...

-- No tienes que disculparte. Sólo tienes hambre  -- Pony parecía incrédula por el pesar que parecía tener la rubia.

-- Voy a cambiarme  _ Mientras lo decia, desdoblo el vestido sencillo de color azul desteñido y cálculo que le quedaria muy holgado, pero no dijo nada. De hecho, hasta le agradaba, y estaba limpio. Se quitó la toalla y se colocó la ropa interior blanca, que parecía pétalo de rosa contra su piel. Había olvidado la sensación de una prenda olorosa y libre de suciedad.

-- Oh, creo que te ha quedado muy grande  --  musito Pony.

-- No, está perfecto  --  y apenas termino de decirlo, Luisa  y Dory entraron a la habitacion con una mesita de comida. Noto como los ojos grandes de Candice se abrían y se relamía de forma inconsciente los labios.  -- Chicas, quédense aquí, yo vuelvo enseguida  -- Ambas asintieron y luego le dedicaron una sonrisa tranquilizadora, abandonó la habitación.

Camino en línea recta hasta que llegó al estudio de Terry. El tendría que oírla y recapacitar.

Tocó suavemente y entró.

-- Disculpa, Terry. Quisiera hablarte   -- se quedó en el umbral, esperando hasta que el hombre se diera vuelta le indicará  que podía pasar .

-- Ya sabes que puedes entrar cuando gustes y no necesitas pedir permiso,  -- nunca comprendería ese comportamiento tan riguroso de su nana. Después de todo ella lo había criado y lo conocía mejor que el mismo.

-- Lo sé.  --  sonrió, pero fue una sonrisa preocupada y tensa y Terry lo noto.

-- ¿Que te aqueja?  -- interrogo poniendo los codos sobre la mesa de roble.

--  Es la chica,  --  si la chica. ¿Que más podría ser? se pregunto.

-- ¿Qué hay con ella?

-- ¿Para que la trajiste?

-- Sabes para que  -- sonrío cansado  -- Sabes que quiero un hijo.

-- ¿Piensas casarte con ella?
--Pony estaba siendo bastante sarcástica, pero no importaba.

-- Cielos, no  -- Terry se puso de pie incomodo por la conversación.  -- No quiero casarme, no necesito una esposa.

-- ¿Entonces la harás tu amante?

-- ¿Que sucede Pony?  -- no comprendía la repentina preocupación por sus asuntos amorosos. La postura de la mujer se relajo notoriamente.

-- Es que esa jovencita  ya ha sufrido mucho y no consideró correcto que simplemente la utilices. ---  He ahí el dulce Corazón de su nana, que también era su mayor punto débil. Era asustada y muy vivas, pero cuando se trataba de gente desvalida o que daba esa impresión se volvía muy blanda. Era lo único que jamás había aprendido de ella. Terry analizaba todo como un negocio, con la mente fría y siempre optando por lo que era más provechoso, sin comprometer los sentimientos nunca, Ni siquiera en sus encuentros íntimos. Es lo veía por lo que era simplemente pasión no le conmovía de ningún modo, nada lo hacía excepto la mujer para enfrente a el.

LA NIÑA DE MIS SUEÑOS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora