— No me importa ninguna razón. Yo sólo quería que estuvieras allí cuando despertara, sólo eso.
— Anduvo hacia la puerta— y no me llames cariño. — Dicho aquello, abrió y abandonó el estudio, con un montón de ideas por aclarar por delante. Todo era un caos en su mente.
No salió de su habitación ni siquiera para comer, y se negó a dejar entrar a cualquiera. Echó llave en la puerta y se hizo un ovillo en la cama, tratando de unir las piezas de aquel rompecabezas que le destrozaba los nervios. Era demasiado para asimilar en un solo día.
¿Terry era el niño de su infancia? Así lo afirmaba él, y sabía lo de su cicatriz. Desafortunadamente, le parecía más que una simple coincidencia.
Al menos, sabía que no estaba volviéndose loca y que quizá, sus conjeturas no eran tan erradas.
Mientras permanecía allí, analizando los sucesos, oyó que tocaban la puerta. Rodó los ojos, decidida a quedarse en su lugar, sin mover un solo músculo.
— Candice, soy Dory. — Hubo un breve silencio. — Si no me abres, buscaré la copia de la llave y terminaré entrando de todos modos. Preferiría que abrieras tú porque…— no alcanzó a finalizar la idea, cuando la puerta se abrió. — Vaya, eso fue rápido.
— ¿Qué necesitas? — Cerró cuidadosamente a su espalda.
— El Lord quiere verte…
— Si viniste a interceder por él, puedes irte.
— No vengo a interceder por nadie. — Refutó, indignada. — Quería ver cómo te encontrabas, idiota.
— Lo siento. — Suspiró Candy, pellizcándose el puente de la nariz. — Estoy un poco… inestable.
— Eso ya lo veo. Me gustaría saber por qué… te desapareciste hoy y luego te encerraste y evitaste a todos.
— Ayer dormí con Terry. — Soltó de una vez, y aguardó la exclamación de Dory. Al notar la ausencia de ello, abrió los ojos y la miró; su expresión era de sorpresa inimaginable.
— Tú y él…
— Sí, nosotros. Y deja de poner esa cara. — Volvió el rostro, molesta. — Harás que me avergüence.
— D-de acuerdo. — Se hizo el silencio una vez más. — Y… p-por…
— No quiero hablar de ello. Sólo te diré que lo detesto.
— ¿Fue malo? — El cosquilleo en el bajo vientre sobresaltó a la joven.
— No. —Suspiró— fue estupendo. — Musitó por lo bajo, sin atreverse a mirarla. — Lo aborrecible vino después, me abandonó mientras dormía. No pasó la noche conmigo, se largó en cuanto terminamos de… de… ya sabes.
— Se aferró a las rodillas, pegándolas a su pecho para mantener la calma.
— ¿A dónde fuiste esta mañana? — Le alivió notar el cambio de tema.
— Fui al bosque con Gley.
— Espera, ¿qué? ¿Con Gley? — La cara de Dory era de lo más cómica, pero Candy no tenía deseos de reír.
— No es una mala persona. Muy por el contrario, fue amable y compresiva conmigo esta mañana. Estaba triste, me sentía mal y ella me trató estupendamente.
— Necesito tiempo para asimilar eso. — Habló con voz arrastrada, mientras se sentaba en la silla frente al tocador. — El Lord pensó que habías escapado de nuevo, y ahora que lo pienso, él también salió temprano de casa porque no lo vi cuando me levanté a hacer mis deberes.
ESTÁS LEYENDO
LA NIÑA DE MIS SUEÑOS
FanfictionLos personajes de Candy Candy no me pertenecen son de sus creadoras Keilo Mizuki y Yuriko Igarashi.