Capitulo 5

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Por la mañana, cuando Pony entró al cuarto en el que dormía la muchacha,espero encontrar a Terry allí o mínimo la ropa de ella por el suelo,sin embargo,solo se hallaba un bulto en una de las orillas de la cama.

Al acercarse al extremo del hecho, se encontró con Candice durmiendo, aunque no parecía descansar ni haberlo hecho, tenía grandes ojeras y Se le veía cansar y, cuando fue a tocarle el pelo, ella abrió los ojos y puso expresión de espanto de inmediato, más, al reconocerla relajo el semblante visiblemente.

-- Buenos días  -- Le sonrió la mujer a la chica simplemente la observó.

--  Eh... buenos días  -- comenzó a incorporarse lentamente. _ Lamentó si no debía dormir aqui,es solo que en verdad no sabía que hacer. Ya mismo me levanto y lo ordeno.

-- Nada de eso, solo quería ver como estaba Logró controlar la oleada de pánico que había sentido la noche anterior.

-- Estoy bien.  -- asintió rápidamente.

--  Dime... anoche, el...

-- Se fue muy enojado. Creo que me castigará.  --  Susurro tensamente la rubia, recordando su burla al insinuar que era una vil ramera que trataba de engatusarlo, y el enfadado portazo. Por inercia, contemplo la puerta de madera.

Pony simplemente la observó con preocupación. ¿Que habría sucedido anoche? ella no parecía haber sufrido ningún tipo de abuso, al menos.

_ No lo creo, Terry es un buen hombre  -- tomó la mano de la muchacha para llamar su atención.  -- ¿Como sigue tu espalda? ¿Me permite checar qué tal? _ Cándice dudó unos momentos, pero terminó por a sentir.

Se tendió en el cómodo colchón que parecía un sueño en comparación al frío y duro suelo en el que dormía.

Con premura y cuidado, Pony desató los lazos del vestido hasta observar la piel descubierta de Candy.

-- Vaya, cicatrizas muy rápido _comentó encantada al ver que las heridas ya no estaban abiertas y tenía mejor aspecto que la anterior noche.

La rubia sólo guardó silencio.

--  Iré por el ungüento y regresar enseguida. -- Noto como la señora se iba hasta oir la puerta cerrarse.

Y su mente no tardó en volver a la carga con sus mayores temores, que en está pasada, se reducían a aquel hombre que había comprado como una simple cabeza de ganado. Recordó con añoranza aquellos años en los que solía tener un carácter que al menos su padre amaba, y que le repetía continuamente que no cambiará. Sin embargo, se había visto sometida a su malvada abuela qué tan temprana edad que había terminado por doblegar su voluntad.

--  Perdóname, papá. -- Susurro apenas, memorizando otra vez las palabras que le decía siempre;
las chicas fuertes y hermosas como tú, no lloran por nada. Ellas luchan por lo que desean. Prométeme que nunca dejarás de ser mi pequeña niña valiente.

Había fallado, había faltado a su promesa y ahora sólo se lamentaba de su vida, de lo que había quedado de ella. Por suerte, sus memorias perduraría por siempre y eso ni su abuela logró quitárselo.

Se interrumpió cuando Pony volvió y le aplicó aquellas hierbas que tanto le habían aliviado del dolor.

-- ¿Y ahora? --  pregunto a Candy luego de lavarse la cara con el agua de un lavatorio que la mujer le llevó. Se detuvo para disfrutar la suavidad.
la tela que utilizó para secarse.
-- ¿ Qué es lo que debo hacer?

-- En verdad no lo sé, Terry no me ha dicho nada respecto a ti.

Tembló al recordarle nuevamente.

En eso oyendo unos toques débiles a la puerta. El semblante de la rubia se volvió tenso y violento, mientras Pony indicaba que pasará.

LA NIÑA DE MIS SUEÑOS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora