Cap 75

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Se volvieron las once y media de la mañana según el reloj que Ainz portaba. Hasta el momento seguían siendo una ciudad pero seis pueblos más los que habían sido influenciados para volverse al lado del Imperio Hechicero. Aura y Mare fueron quienes hicieron la mayor parte del trabajo con simplemente sus presencias.

Actualmente se encontraban yendo a la capital con intención clara de ver, y posiblemente enfrentar, al Rey Elfo tras ser la petición de cada aldea en la que estuvieran. El interés de encontrar otros elfos oscuros quedó a segundo plano.

—Bueno, ya ven... los Árboles Elfos son una verdadera cosa. —Comentó Bukubukuchagama mientras recordaba las inusuales y exóticas casas a la par que los comparaba con el Gran Árbol creado para sus gemelos en el Sexto Piso.

Ainz que estaba a su lado asintió lentamente con la cabeza. Él mismo estaba muy interesado en el proceso total de dicho árbol.

—¿Realmente son producidos por magia druida o son monstruos naturales que se alimentan de su maná y la naturaleza para formarse? —Preguntó al aire sin esperar una respuesta de sus amigos.

Un brazo emplumado se levantó con gracia, el guantelete dorado brilló incluso si la luz natural no ingresaba directamente por algún lado.

—Sería bueno llevar algunos especímenes... ¡Mejor aún! podemos hacer que algunos de estos elfos se trasladen a vivir a nuestro Imperio, algo cerca del pueblo Carne, para que no les choque tanto la rutina de una ciudad.

—Estoy de acuerdo con Peroron-san. —Apoyó Flatfloot a su amigo— Nfirea podría aprovechar en estudiarlas, ergo, recibiríamos su informe de estudio si mostramos directamente un ligero interés.

—Si formáramos una aldea como las que hemos estado visitando... —Contempló con cierta pausa Whitebrim— Se podría hacer de ella un distrito turístico, o hasta un Santuario Nacional.

Un conjunto de 'Ohh' se extendió en la cabina. Los gemelos desde afuera se preguntaban de qué podrían estar hablando los Supremos ya que su audición aunque era excepcionalmente buena, no podían oír con claridad lo que sucedía dentro de la carroza.

—La idea no está nada mal, de hecho espero que en una futura reunión con todos se hable de esto para que se haga realidad. —Contestó Mekongawa y luego agregó con una sonrisa nerviosa— Pero creo que deberíamos concentrarnos en lo que haremos en los próximos minutos ya que recuerdo oír a Aura decir que estábamos a solo unos cientos de metros de la capital.

—Umu, es como dices. —Apoyó Ainz mirando brevemente por una ventanilla frontal— Hay un espacio despejado más adelante, ahí debe de estar el Lago Creciente y la capital élfica. Es imposible que no nos hayan notado ya.

Whitebrim retiró la mano de su propio inventario luego de acomodar los objetos y armas que podría llegar a utilizar. Su armadura de categoría Divina estaba cubierta por un traje de seda delgado que aparentaba ser de la realeza; un simple pensamiento y estaría libre de la tela para la batalla.

—Bien, todos debemos estar juntos para poder probar la fuerza del Rey, no sabemos qué tan fuerte sea pero nunca hay que confiarnos a pesar de que todo haya salido bien estos últimos años para Momonga-san.

El gran y altísimo stack de suerte del líder del gremio llegó a sorprender a todos los miembros luego de que este mismo les contara de cuántas acciones y destinos había sido salvado casi sin hacer nada, el hecho de que todo parecía ser realmente planeado por Ainz daba escalofríos.

Las casas de la capital estaban más cerca al suelo que en las otras aldeas visitadas, solo el castillo se alzaba por encima de todos mientras parecía nacer y bordear el árbol más grande, alto y frondoso que hayan visto hasta ahora. El hecho de estar desgastado, con enredaderas cubriendo muchas áreas y algunos lugares destruidos o sin mantenimiento no quitaba lo majestuoso que se veía.

Overlord: Never AloneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora