Cap 59

937 129 12
                                    

Con la llegada de miles de semi-humanos se necesitó una supervisión amplia y efectiva. Las bestias de Aura, las invocaciones de Ainz y los mercenarios convocados en Nazarick fueron requeridas al instante en que Ainz despidió al Hanzo en las Planicies Katze.

Ejerciendo sus nueva posiciones y a la vez ayudando al quitar un peso de encima a su líder, Nearata y Nuuboo se ofrecieron voluntarios para encargarse de todo. El nuevo distrito para semi-humanos era grande pero estaba destinada a los primeros residentes, no a los de ahora que además todavía debían adecuarse a las normas y leyes.

Utilizando la ayuda de Mare, Bellriver, Genjiro y Blue Planet, rápidamente se creó una extensión de territorio plano y desolado de árboles. Se armaron carpas de diferentes tamaños, una laguna artificial y centros de espacio para que en un futuro sean plazas.

Moviéndose rápidos y determinados, lograron armar un buen número de tiendas a tiempo para los primeros doscientos semi-humanos.

Ninguno bajó la velocidad de movimiento, todo lo contrario, ahora corrían como si estuvieran escapando de la ira de Ulbert Alain Odle-sama o Ainz Ooal Gown-sama; todo porque la nueva noticia indicaba que Touch-me-sama estaba conquistando un gran número de semi-humanos que rondaban los cincuenta mil. Y que los trasladaría en máximo unos veinte o treinta minutos.

Con ese tiempo establecido parecía una locura cumplir la orden de crear viviendas, pero no era imposible, especialmente no para los seres de Nazarick. Ellos aunque sean meras invocaciones, mercenarios, o NPCs de bajos niveles, harían lo que les fuera impuesto con tal de complacer a sus amos, a los Supremos, que en su misericordia absoluta regresaron a gobernarlos.

Por lo tanto, cuando se cumplió el tiempo aproximado, la cantidad de carpas armadas en todo el terreno libre era superior al esperado original gracias a la ayuda extra de algunos semi-humanos. No solo eso, sino que incluso tuvieron el tiempo suficiente para colocar fogatas, piletas de agua, barricadas en los límites y caminos libres de escombros o huecos.

Los esperados cincuenta mil semi-humanos llegaron pero como ahora formaban parte del Imperio Hechicero debían de ser contabilizados para tener un registro activo. En total, fueron cincuenta y tres mil doscientos siete; todos quedaron con carpas compartidas que por el momento se podían llamar sus nuevos hogares.

El portal por el que cruzaron fue supervisado por Nearata, quien al ver que ya no cruzaba nadie más supuso que se cerraría. Sin embargo, cuando empezó a cuestionarse, un último semi-humano acompañado de un Hanzo cruzó con una sonrisa tranquila en su rostro.

—Bueno... uno más a la lista. —Anotó Nearata en el cuadernillo con muchos palitos agrupados en cien. Luego se dirigió al Hanzo que al verlo ya se estaba inclinando en un saludo profundo— ¿Vienes de parte de Touch-me?

—Sí, el Supremo me indicó acompañar a este individuo y explicar su nueva posición; además, me comunicó decir que ahora mismo tanto el Supremo Touch-me-sama y el Supremo Punitto Moe-sama se han dividido para adelantar la conquista total de los Semi-humanos.

—¿Oh? —Giro para ver a detalle al semi-humano. Su cuerpo a excepción del rostro estaba cubierto de muchas telas; era alto como el mismo Hanzo, a pesar de estar un poco encogido. Las dos únicas diferencias que notó del resto de semi-humanos era su edad y raza.

Sintiendo la para nada discreta y evaluadora mirada de Nearata, Uko dejó de mirar su alrededor. Miró al ser delante de él con curiosidad pero no tardó en inclinarse con respeto porque de seguro era alguien importante por la forma que se comportó su guardián asignado.

—Soy el General Uko, de raza minotauro. Los Reyes Punitto Moe-sama y Touch-me-sama perdonaron mi vida por algunos datos personales y la información que poseo; la cual, por supuesto, estoy dispuesto a compartir con los Reyes y el Emperador.

Overlord: Never AloneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora