Cap 68

1K 125 7
                                    

Empezó la mañana para el mundo en general. El sol en lo alto anunciaba ser un día caluroso sin interrupciones de lluvias o nubes voluptuosas que se conviertan en una tormenta.

Hubo algunas excepciones en ciertos lugares donde el sol no llegaba y por lo tanto no se sabía la hora. Uno de ellos era Nazarick, que al estar debajo de un montón de tierra, le era imposible saber en qué parte del día se encontraban. Lo bueno para los humanos visitantes, era que sus cuerpos ya acostumbrados se levantaron sin la necesidad del astro.

Por supuesto, los relojes abundaban en las habitaciones para darles a entender la hora real del exterior. Los números utilizados eran tanto japoneses, del Nuevo Mundo y simples palillos agrupados en la cantidad necesaria. La idea de esto fue de Ainz, en sus palabras: para que no tuvieran problemas en orientarse.

Siendo madrugador desde que llegó, Tabula Smaragdina caminaba lentamente por el pasillo del Noveno Piso con dirección a su habitación, él venía de la biblioteca Ashurbanipal en el Décimo Piso. Sus pasos con sonidos de tacones mantenían un ritmo sereno, lo cuál indicaba que estaba concentrado en el actual libro que leía.

Un par de puertas fueron abiertas metros adelante de él. No levantó la vista para verificar quién de sus compañeros era pues estaba en la parte más interesante del libro de recetas de pociones. Había pasado demasiado tiempo desde que estuvo en el juego y las recetas más complicadas simplemente se perdieron en el fondo de su memoria.

—Buenos días. —Saludó vago acompañado de un movimiento por parte de sus tentáculos delanteros. Era realmente asombroso la natural movilidad que tenía sobre ellos.

—Buenos días Tabula-san. —Le contestó una voz profunda que rápidamente la reconoció perteneciente a Whitebrim.

—B-buenos días... Seres Supremos. —Esa, sin embargo, no sonaba como ninguno de sus camaradas.

Al alzar la vista vió a un joven rubio en armadura plateada que todavía estaba cerca de la puerta por la cual salió. Su postura tensa y la mirada precavida que les dio a ambos dejó en claro que quería mantener cierta distancia.

—... ¿Debes de ser el guardaespaldas de la hija del Rey Ramposa, correcto? —Preguntó Tabula a pesar de la obvia incomodidad del chico— ¿Cuál era tu nombre de nuevo?... ¿Climb?

Si el joven estaba teniendo una crisis en su cerebro sobre el porqué un ser tan importante, un Supremo, como Tabula conocía su nombre, le pareció gracioso a Whitebrim.

—... Sí Su Majestad, está usted todo en lo correcto.

Queriendo aligerar la situación y apiadándose del muchacho, el Supremo que creo a gran parte de las sirvientas homúnculos junto a otros de sus compañeros le preguntó amablemente.

—¿Estás yendo a despertar a la princesa? Es temprano todavía, falta una hora o un poco más para el desayuno.

—En realidad la Princesa Renner, el Príncipe Zanac y el Rey Ramposa ya se encuentran levantados. Tuve el deber de revisar si Brain-dono y las señoritas de Blue Rose también estaban despiertos.

—Oh, entiendo. —Y la conversación terminó allí mismo.

Tabula retomó la postura de leer el libro. Debía de ir a su habitación para comenzar a preparar los elementos y tubos de ensayos para dichas pociones, algo así como un ejercicio de calentamiento antes de pproducir en grandes cantidades para la Tesorería y el resto de miembros del Gremio.

—Si tienen hambre díganle al Asesino de Ocho Filos que les contacte a una sirvienta para que haga los pedidos o traiga unos platillos ya preparados en masa. De tener otra petición que sea en base a su estancia, pueden decírmelo ahora mismo para comentarle a mi GuildMáster.

Overlord: Never AloneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora