Cap 33 (parte 1)

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El sol estaba en su punto más alto, el mediodía, cuando un fuerte estruendo confundió y asustó a muchos de los ciudadanos que paseaban cerca y dentro de la plaza principal.

La capital de la Teocracia Slane, Kami Miyako, entró en alerta al instante.

Los pocos y más cercanos guardias que patrullaban corrieron hasta el lugar sin miedo y formaron una barrera para proteger o atacar si el o los enemigos eran débiles. Pero, eso no era todo, los guardias eran una mera distracción hasta la llegada de los verdaderos defensores, las Escrituras.

Aquellos humanos que habían superado al promedio y servían fielmente a los Seis Grandes Dioses protegiendo la Nación que ellos mismos fundaron. Eran el orgullo de la Teocracia y portaban el título de ser los defensores de la humanidad.

Ahora, lo más importante era evacuar a los ciudadanos rezagados del lugar cubierto por una cortina de polvo.

-¿Dónde...? ¡Aléjate de mi! -Gritó una voz sombría y siniestra, luego de eso, hubo una onda de choque que apartó todo el polvo.

Ahí, en medio de un pequeño cráter, habían cuatro seres. Dos de ellos parecían ser humanos, uno en armadura plateada y el otro en ropa de ninja-asesino; de los otros dos restantes, uno era un Balfolk, y el último parecía ser una especie de no-muerto negro pero con un halo de ángel.

-¡¿Qué es lo que te pasa?! -Esta voz parecía provenir del caballero, y aunque tenía forma de humano, se escuchó rasgada y potente. Este estaba un poco más apartado del grupo.

-¿Pueden callarse ambos? -Interrumpió el ninja que de un momento a otro ya se había levantado dejando ver bien su figura delgada y su altura de casi dos metros- Ya hemos llegado.

Hubo otro sonido, como el de una risa baja pero malévola. Era el extraño no-muerto quien con una de sus manos tapaba delicadamente su boca. Su rostro era como una máscara dorada pero pronto el término 'máscara' se deshizo en pedazos ya que parpadeó y al quitar su mano su labios se contrajeron hasta formar una sonrisa antes de hablar.

-Además -Dijo- Tenemos un pequeño público.

La pequeña interacción del Caballero y el Balfolk se detuvo de golpe. Un ligero temor recorrió a los guardias que recibieron la mirada directamente. No entendían pero sus instintos les gritaban correr si se volvían molestos para estos seres de equipamiento sorprendente, casi divino.

-Hmpf, ¿humanos? ¿en serio? Que patética raza nos da la bienvenida a este Mundo. ¿Por qué mejor no fuimos a esas grandes montañas? Habían Dragones, podríamos haberlos domado para que sirvan de montura ¿pero estos?... Son simples montones de carne que caminan.

-Cállate Ulbert. Establecimos varias reglas antes de venir a este Mundo. -Nuevamente el Caballero le habló al Balfolk, se notaba fastidiado y nisiquiera le dio una mirada- ¿Acaso ya los has olvidado debido a tu edad?

-... ¿Me acabas de llamar anciano? ¿Tú? -Un aura tan negra como la noche sin estrellas explotó desde la espalda del llamado Ulbert. Hubo ráfagas de aire que empujó a los guardias muchos centímetros para atrás.

Siendo indiferente a la situación pero aún tomándolo con gracia, el de la túnica blanca con halo de ángel dio un par de pasos entre ellos y levantó las manos como si de una marioneta se tratase.

-Los dos, ni adultos ni ancianos, parecen niños en plena pelea sin sentido. ¿Pueden, no sé, cerrar la boca por unos momentos? ¿Acaso han olvidado el motivo por el cual hemos recorrido tantas galaxias y mundos? Diablos, y a mi me dicen infantil~ jajaja.

El hombre de ropajes oscuras y de apariencia ninja negó con la cabeza ante las palabras de su compañero. Luego miró a todos los guardias como si estuviera buscando algo o alguien.

Overlord: Never AloneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora