Nosotros dos y una vida.

15.

Ava:

La verdad es que justo cuando deseas que el tiempo vaya más lento, se apresura. Justo cuando deseas que el mundo se congelé se derrite.

Los últimos dos días habían pasado en un abrir y cerrar de ojos. Así que evidentemente, hoy era el cumpleaños de Nancy.

Sabía que quería felicitarla.

Solo quieres aliviar culpa.

Y puede que esta vez estuviera de acuerdo con mi conciencia, la culpa era un sentimiento que se había instalado y que había escogido como hogar mi persona. Ya no era un sentimiento que me acompañará, sino uno que parecía dominarme.

Es agotador vivir sometida a ella.

Así que sin saber muy bien como, cogí mi móvil. La tenía bloqueada de todos lados, sin embargo, hace unos días me había creado una cuenta de Instagram secundaria, la estaba usando como mi galería de fotos, en fin, como era la unica a la que nunca tuvo acceso, decidí escribirle por ahí.

Busqué su usuario y la encontré, su cuenta seguía siendo privada, su foto de perfil era ella con Tara, no me sorprendía ya que a este punto habían roto y vuelto unas cincuenta veces.

Su descripción seguía siendo la misma. Cliquee sobre la opción de encisr un mensaje. E instantáneamente me llevo a ellos.

Primer paso completo, ahora cómo se sigue?

Qué le podía decir, o que palabras de felicitación serían las indicadas?

Las piernas me temblaban, las manos me sudaban y comenzaba a marearme.

Qué es lo que realmente te asusta?

No lo sé. Tengo miedo a su reacción.

Luego de cuarto intentos llegue al mensaje que creí correcto.

Feliz cumpleaños Nancy.
A pesar de todo, espero que te esté yendo bien y que disfrutes tu día.

Una vez que los envié, supe que no había vuelta atrás. Y también noté lo mucho que podría afectarme su respuesta.

-Ava, son y cincuenta no vas a llegar -dijo mi madre entrando a la habitación-

-Joder!!

Salí corriendo de la habitación, cogí una tostada con mermelada de la mesa, mis llaves y mi mochila. Para luego bajar corriendo las escaleras.

Daniel no estaba.

Paranoica.

Bueno si, puede que haya visto que fue tarde y entonces se fue. No habíamos hablado mucho desde la llamada del lunes, el martes faltó a clases y estuvo desaparecido todo el día. Algo le pasaba y no sabía si lo correcto era preguntarle.

Llegue al colegio y una vez que entre a mi clase me senté en el mismo sitio de siempre. Al poco tiempo, vi a Daniel entrar por la puerta. Este se sentó a mi lado con una gran sonrisa y extendió su brazo, pasándolo por el respaldar de mi silla.

-Hola -sonrió-

En cierto punto, estaba molesta con el. Por no contarme las cosas. Pero quién era yo para reclamarle algo?

-Hola -sonreí-

-Como estás?

-Bien -hice una pausa pues supe a lo que se refería- si, la felicité, le he puesto que a pesar de todo, deseo que esté bien y que se lo pase bien.