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Esa misma noche, Daniel:
La navidad, creo que es una época que ningún niño puede odiar.

Son vacaciones, lo que implica despertarse tarde y pasar más tiempo en casa. Son regalos, lo que significa que te van a dar lo que llevas anhelando por mucho tiempo.

Y aunque parezca estúpido. A mi nunca me gusto la navidad, hubo un punto en el que si, pero todo es crecer y ver las cosas de otra perspectiva. No me malinterpreten, no tengo nada en contra de ella, es solo que el significado que yo tenia de ella era muy distinto.

La navidad significaba que mi padre estaría con sus amigos en casa, lo que significaba, que la casa estaría llena de alcoholismo. Aunque en su momento parecía que papá invitaba a personas a cenar, cuando crecí tenía sentido.

Lo que de niño veía como una salida a casa de la abuela en modo de excursión en realidad era la escapatoria de mi madre para evitar golpes y gritos.

Y honestamente todo eso me hizo odiar un poco todo, estas fechas, estás festividades, pero estas eran mis primeras navidades con Ava, y es increíble como una persona puede cambiar tu vida en un año.

Según mi madre estas navidades deberían estar a tope, porque no solo celebrábamos la época, sino también la vida y la salud, que a ver, seguía con diabetes pero estaba sano, y si todo salía bien viviría muchos años.

Mi madre y Felipe habían organizado una cena con los padres y hermanas de Ava en casa, es decir estas navidades estaríamos todos juntos.

-Dani, ayudó a Ava a bajar y a subir a tu habitación y luego bajo a por ti, vale?

-Yo puedo ir solo mamá.

-Que no Dani que estás recién operado.

Intente renegar pero Ava me sostuvo la mano y me miró para luego decir.

-Por favor, no queremos que te hagas daño.

-Valeeee os espero aquí.

Ava:

-Pues te dejo aquí en la cama y ahora subo con Dani, lo que solemos hacer es que, ves ese botón -señaló uno rojo tras las almohadas y yo asentí- vale pues si lo tocas abajo suena un timbre así hazme saber si necesitas algo.

-Desde cuando está ahí? Creo que es la primera vez que lo veo.

-Bueno, desde que supimos lo de la diabetes -negó de hombros- supongo que es una vida poco normal.

Salió de la habitación y esas últimas palabras me quedaron resonando en la cabeza.

una vida poco normal.

Pero me arrepentía de la que tenía? Hace unos días, tenía dos riñones y ahora ya no. Eso es poco normal pero no me arrepentía de haberlo hecho.

Hace unos días no tenía uñas cicatriz grande que probablemente me impediría usar bikini porque me iba a sentir incómoda, pero tampoco me arrepentía.

Hace unos días..... temía perder a Daniel y ahora, ahora mismo tenía la oportunidad de vivir una vida junto a él... o al menos verle vivo muchísimo más tiempo, así no fuera junto a mi.

-Bueno -dijo Mary mientras sentaba a Daniel en la cama- me voy a bajar a hacer la cena y a preparar todo, Felipe llegará en nada con la compra y tus padres y hermanas -giro su cabeza de modo que enfoco sus ojos en los míos- llegaran sobre -esta vez enfocó su mirada en el reloj que llevaba en la muñeca- las ocho tal vez pero me han dicho que si te quieres quedar aquí pues... igual vamos a pasar la navidad en pijamas y el tuyo está con el de Dani que...

-Mamá eso es sorpresa eso se lo digo yo.

-Vale vale. Bueno cualquier cosa...

-Que si mamá que toco el botón -le cortó otra vez-

-Bueno venga.

Mary cerró la puerta, y entonces recorrí la habitación con mis ojos mientras Dani se acercaba un poco más dejando que recostara mi cabeza en su hombro.

-Voy a ver un partido en la tele pero si tú quieres ver algo....

-No que va no te preocupes, me pasas el móvil, creo que estaba en tu bolsillo del abrigo.

-Si, toma.

Entonces Daniel miraba la televisión mientras yo revisaba el móvil. Me di cuenta que tenia mensajes de Abigail, una chica que había conocido en las clases de latín gracias a un trabajo que hicimos juntas, pero no habíamos hablado mucho más.

Total, el mensaje ponía que se había enterado de la operación, que su madre y la de Dani eran amigas y entonces lo sabía. Y que esperaba que me recuperara pronto, que admiraba lo que había hecho, mi respuesta fue un gracias, aunque en el fondo fue lo que desencadenó una ola de confusión.

Nancy no me escribía desde el día bajo la lluvia. Ni siquiera se había pasado por el hospital, aunque mis padres le avisaron de la cirugía. Entonces sentí confusión, esto ya había pasado antes y no había terminado bien.

-Ava -hizo una pausa- en qué piensas?

-En nada, por?

-Tienes las manos frías y te tiemblan un poco, eso solo pasa cuando estás agobiada o piensas mucho las cosas y bueno te hable tres veces y estabas en otro mundo si podemos decirlo así, pero sólo quiero saber si estás bien, no es necesario que me cuentes sino quieres.

-Es que me ha escrito Abigail. Diciéndome que espera que me recupere pronto y que admita lo que he hecho.

-A mi también me ha escrito me ha puesto que esperaba que me recuperara pronto. Pero qué hay de malo en eso? Abigail es así, se preocupa por todos.

Me senté un poco mejor en la cama de modo que mi cabeza ya no reposaba en su hombro si no que observaba la televisión aunque la verdad es que no me enteraba de lo que pasaba en ella.

-Es que no es por ella que estoy agobiada Dani. Es por Nancy, mis padres me han dicho que la avisaron que estaba en el hospital y no se ha pasado por ahí, tampoco tengo mensajes suyos y esto ya termino mal una vez no quiero que pase lo mismo no sé si estoy lista para atravesarlo otra vez.

-Ava yo honestamente creo que la mejor salida para todo esto es preguntar, es la única manera de saber a ciencia cierta qué es lo que la ocurre. Y si, es un poco extraño e incluso doloroso que no te escriba pero pensemos en lo mejor hay algún motivo.

-Ya bueno, tienes razón.

Quizás había un motivo, pero qué si no existía?

Nosotros dos y una vida. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora