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Ava:
Había pasado una hora desde que entramos a la cafetería, Daniel había soplado las velas del pastel después lo había probado y evidentemente era cero azúcares, por lo que al final, termino dejándola de lado porque decía que no tenía sabor.

Los últimos minutos, Daniel bailó con toda canción que pusieron, conmigo, solo, con alguna que otra de las señoras que estaban atendiendo.

Y no paro de sonreír o de reír en ningún momento, estaba disfrutando el momento, y yo también, de solo verle.

Aún quedaba una sorpresa más, a unas calles de la cafetería se encontraba una pequeña plaza que podías reservar, era algo así como un patio privado para hacer picnis.

La verdad es que el patio este, pertenecía a una casa de unos marqueses de Madrid, pero la alquilaban ya que habían decidido irse a Mallorca a vivir, evidentemente, alquilarla por una noche no es tan económico, tuve que dar mis ahorros de todo este año, más el regalo de cumpleaños en efectivo de mis padres, más los ahorros de Nancy, que era como la Celestina de esta ocasión.

Esta tarde, mientras se suponía que estaba en mi casa descansando, en realidad a ponerla muy chula, con una sábana blanca como pantalla, unos cojines en una casa especie de campaña hecha con una manta, luces que decoraban todo y unas mantas.

Hubiera puesto bocadillos, pero la verdad es que tenía miedo de cómo le fueran a caer.

Pero estaba bien, todo lucia bien.

Vamos, la noche perfecta de películas.

O al menos la noche perfecta de películas diseñada por Daniel. Hace unos meses me había dicho que esa sería la cita ideal, pero luego fueron las discusiones, Francia y la separación, después lo de la diálisis y nunca se dio, hoy era el día.

.......
Daniel seguía bailando hasta más no poder, tenía las mejillas rojas, el cabello pegado a la frente de tanto sudor, pero una gran sonrisa.

Cuando finalmente paró la canción que estaba sonando, me acerqué a él.

-Tenemos que irnos, me queda una sorpresa más para ti.

Daniel me miro de reojo con una cara de confusión, y al cabo de unos segundo reaccionó.

-Qué escondes Ava Thompson?

-Muchas cosas -negué de hombros-

Daniel se despidió de cada una de las personas de la cafetería, como si las conociera de toda la vida, con dos besos en la mejilla, un abrazo y una gran sonrisa.

Pero hubo una en específico, Carmen.

A ella la abrazó por un momento más, vi como una lágrima se derramaba por la mejilla de ella, pero parecía de felicidad, Daniel la volvió a abrazar y se despidió.

Yo hice lo mismo con los que pude, y agradecí a todos por dejarnos celebrar ahí.

Salí de la cafetería y el viento sopló tan fuerte que todo mi cabello se fue hacia atrás, como en todas las películas, pero con más frío.

Me abrace a mi misma para calentarme un poco.

Escuché un portazo entonces supe que Daniel había salido.

-Ostia puta, hace un frío.

-Yaya, lo se -me volví a él-

Bajo las escaleras y se posicionó de frente a mi.

-Tengo que cubrirme los ojos otra vez?

-No, esta vez no.

-Perfecto. Y después de esto tenemos más planes?

-No, por qué? Te sientes mal?

-No -rodo los ojos-

-Eh, se que te sienta mal esa pregunta, pero entiéndeme que me preocupo por ti. Pero venga dime, qué pasa después?

-Nada, que yo tengo planes para los dos.

-A las once y media? Mis padres no me van dar permiso para mucho más.

-Que no? Si ya lo tienes guapa, se los he pedido esta mañana sin que te enteraras.

-Pero buenoooo, esa organización.

-Ya ves.

-Bueno venga vamos.

Daniel enlazó su mano con la mía. Y comenzamos a caminar.

Habían unas pequeñas hojas que quedaron sueltas en el suelo, después de caerse en los árboles, estas pasaban a nuestro lado, ya que el viento las impulsaba.

Además de esto, habían algunas personas paseando a sus perros, que nos dedicaban una sonrisa y otras que pasaban de nosotros.

Pero aunque todo esto ocurría a nuestro al rededor, solo pensaba en si le iba a gusta a Daniel o no.

Finalmente llegamos a la casa.

-Es aquí...

Daniel me miró sorprendido.

-En.... La .... Casa  de los marqueses?

-Efectivamente -abrí la puerta- pasa.

-Tú primero.

-No me vas a dejar pasar después de ti, por eso es que voy a entrar, que lo sepas.

-Joe me conoces tan bien.

-Hombre, meses de amigos más once meses saliendo contigo, es para menos.

Pase yo primero y al ver que me iba seguir a donde le guiara comencé a caminar hasta el patio.

Podía sentir el corazón latirme rápidamente del nerviosismo.

Finalmente llegamos al patio. Y la cara de Daniel creo que era la expresión pura de felicidad o al menos eso creía yo.

Sonreía como nunca.

En cuanto reacciono. Me abrazó con todas sus fuerzas tanto que casi no respiraba.

-Dani.... No respiro.

-Perdón -sonrió y me soltó- muchas Gracias Ava, de verdad.

-No es nada.

Nos sentamos y la película empezó.

Daniel sonreía. Lo hacía. Y sus hoyuelos se destacaban.

Es esa impresión de que cuando crees que no te puedes enamorar más, lo haces. Pero no solo de su físico, si no de cada una de sus pequeñas emociones, de cada parte de su personalidad.

Daniel miraba la película y la luz de la luna le reflejaba en la cara.

Probablemente le estaba viendo más de la cuenta. Pero lo único que quería era aprenderme y memorizarme cada una de sus facciones

Entonces el miedo me inunda. Porque sé que queda menos tiempo para que esto acabe.

O a lo mejor, simplemente, es el comienzo de una nueva vida, una en la que ambos somos más felices.

Simplemente espero que los dos estemos con vida para disfrutar de ella.

Nosotros dos y una vida. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora