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Daniel:
Muchas cosas pueden cambiar en tan solo un año. La perspectiva que tenía del colegio e incluso la vida, era muy diferente a la del año anterior.

Podría decir que incluso sonreía con más frecuencia, que cada vez se hacía más sencillo vivir. Y eso se lo debo a Ava.

Dicen que las personas te cambian la vida y, con Ava lo comprobé.

Es mi último año de secundaria, y por primera vez en años siento que realmente lo estoy disfrutando.

Sin embargo, aún hay momentos en los que la realidad me da una bofetada. Como cuando deseo con todas mis fuerzas comer sin cuestionarme el daño que tendrá.Deseo poder llevar una vida normal, una en la que no tenga que ir al médico tan a menudo, una en la que no tenga que estarme controlando, una en la que no me tenga que estar poniendo insulina cada dos por tres. O cuando me quedo hasta tarde mirando el techo de mi habitación, preguntándome, qué hice mal para que mi padre se fuera...

Creía que ese asunto ya estaba superado, que ya había sanado, que ya había dejado de doler. Pero no. Todo volvió a doler como el primer día.

A principios de agosto, mi padre llegó a casa, con intenciones de que nos fueramos un finde a su casa de campo. Mi madre aceptó y a mi no me quedó otra opción que ir.

Tengo que admitir que al principio lo estaba disfrutando. Porque por primera vez en años se sentía como si fuera parte de una familia. O eso pensé. Pero entonces mi padre nos dijo lo que tenía en mente desde que regresó. Se iba a casar, iba a formar una nueva familia. E incluso ya venía su primer hijo en camino.

No puedo decir si lo que siento es ira o celos. Por qué alguien que va a nacer dentro de nada va a poder pasar los buenos momentos que yo no pude pasar con mi padre? Es injusto.

-Y entonces Daniel...esto nos daría-dijo Pedro mientras movía la tiza en sus manos de manera inquieta y constante-

-El qué? -pregunté-

-La ecuación -señaló el pizarrón-

No sabía de que hablaba, me había pasado perdido en mis pensamientos desde que la clase empezó, intenté repasar rápidamente el pizarrón pero no lograba comprenderlo. Ava lo notó y puso su mano sobre la mía, la cual se encontraba bajo la mesa.

-raíz cúbica de siete -susurro-

-Raíz cúbica de siete -dije en voz alta-

-Exacto -Pedro regresó la vista al pizarrón y comenzó a escribir el resultado-

Deje salir una bocanada de aire para luego mirar a Ava y gesticular un gracias para que Pedro no lo notará.

El resto de la mañana fue normal, como cualquier otra. Clases, libros, regaños de profesores, discursos sobre nuestro futuro y considerar seriamente que quería estudiar. Originalmente me flipaba la idea de ser abogado, pero pasó. Ahora mismo mi sueño es el marketing digital y aunque sé que eso conllevaría tomar un camino diferente al de Ava, sé que podemos resistirlo.

Sonó el timbre del colegio indicando la hora de salida y yo le agredecí a todo lo posible. Ava comenzó a recoger los miles de bolígrafos, su cuaderno, los apuntes en sucio y cuando finalmente tenía todo en su mochila se ató el cabello en un moño.

-Que agobio con llevarlo suelto de verdad -bufó- no recoges tus cosas? -se puso su mochila- venga Dani que luego Sofía se cabrea.

-Te ves guapa con el cabello suelto, bueno, siempre estás guapa -comencé a recoger velozmente- ya está -me puse la mochila- venga vamos.

-Tú eres el guapo -dijo mientras salía del salón de clases-

Comenzamos a caminar por el pasillo uno al lado del otro. Nos cruzamos con uno que otro profesor del curso anterior, y no hubo uno solo que no nos preguntará si seguíamos saliendo. Y si, seguíamos haciéndolo, llevábamos exactamente ocho meses.

Finalmente salimos del colegio y vimos el sitio en el que siempre esperábamos a Sofía y sus amigas. No estaba. Ni ella. Ni sus amigas. El viento soplaba ligeramente haciendo que me diera un pequeño escalofrío.

-Se habrán ido?? -pregunté-

-No, Sofía no se va sola, vamos a esperarla, vale? -asentí-

Llegamos al sitio donde solíamos esperar a Sofía y una vez ahí Ava saco su móvil y comenzó a teclear en el. Yo saqué el mío y noté que tenía mensajes de mi madre.

Mamá 🤍
Dani, recuerda pensarte lo de la boda :))
Es muy importante para tu padre que vayas.
Piénsalo, vale?

Pude sentir como todos mis músculos se tensaban, odiaba hablar de ese tema. Ava lo notó ya que luego de darme una mirada extraña lo que hizo fue abrazarme. Luego de hacerlo, dijo en un suspiro.

-Estás molesto

-No, no es verdad.

-Te conozco Daniel Rodríguez.... con quién estás molesto?

-Larga historia, no quiero cansarte.

-Dani -me miró fijamente mientras pasaba su mano de arriba a abajo en mi espalda- puedes contar conmigo, porque yo estoy contigo, créeme. Te quiero, vale? Y todo lo que te afecta a ti, me afecta a mi.

-Yo también te quiero Ava -hice una pausa- podemos hablar de esto luego? No me siento bien para hacerlo ahora.

-Cuando tú quieras guapo..

Vimos a Sofía acercarse con su grupo de amigas y lo único que dijo fue.

-Iros vosotros, he quedado para comer.

-Mamá lo sabe? -inquirió Ava-

-Si, ya le he avisado, gracias por esperar.

Sofía se alejó y Ava me dio una mirada avergonzada.

-Lo siento -sonrió- siento hacerte esperar.

-No pasa nada. Te acompaño a casa.

En el camino a casa Ava me repetía otra vez lo mucho que odiaba al profe de educación física, que cuál era la necesidad en hacernos correr.

-Es que si el fuera el que corriera reduciría la cantidad de ejercicio -bufó-

-Te traes un cabreo muy fuerte eh?

-Es que es un gilipollas. -solté una risa-

Habían pasado ocho meses desde que empecé a salir con Ava un poco más de un año desde que conocí a Ava. Y mis sentimientos por ella seguían intactos e incluso mayores. Las mariposas y los nervios tontos al verla seguían ahí. Seguía estúpida y locamente enamorado de ella, tal y como el primer día.

-Si sigues mirándome así, tendré que denunciarte por acoso -empezó a meter la llave en la cerradura del portal-

-Yo no te miro -metí mis manos a los bolsillos de mi buzo-

-Como sea -rodo los ojos- nos vemos a las cuatro aquí, vale? Ni un segundo tarde -dejo un beso sobre mis labios, el cual correspondí-

-Valeeee.

Ava entró al portal y luego de quedarme unos segundos atontado, comprendiendo que Ava Thompson era mi novia. Comencé a caminar hacia mi casa, con pasos apresurados.

-Llegué mamá -deje las llaves sobre la mesita de la entrada-

-Hola Daniel.

Esa voz... Mierda.

-Hola Papá

-Ella -señaló a la chica de figura esbelta, piel clara, ojos azules y cabello castaño, que se encontraba en el sillón, mi sillón- es Natalie, mi prometida.

-Encantada Daniel -sonrió-

Vaya mierda....

Nosotros dos y una vida. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora