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Ava:
Olor a café recalentado y desinfectante de manos. Un pequeño rayo de sol colándose por la ventana y calentándome la cara. Bullicio indistinto que ni sabía de dónde venía, pero sabía que era Mary y mis padres hablando. El cuerpo doliéndome como si un tractor me hubiera pasado encima y aaaah, ese pequeño dolor en la tripa, era más un ardor, como cuando te haces una herida y la desinfectas.

Abrí los ojos lentamente y me encontré con mis padres hablando con la doctora fuera de la habitación, al girar mi cabeza, vi a Daniel en una camilla, sentado y leyendo algo que parecía una libreta, esa misma que había notado en su habitación el día que intento despedirse de mi, la misma que le vi comprar cuando se puso extraño conmigo, la misma que llevo consigo a Francia cuando nos vimos.

Daniel bajo la libreta por un segundo y me vio, noto que tenía los ojos abiertos y entonces me hablo.

-Buenos días guapa, tú y yo tenemos cosas de que hablar, pero ahora, estás bien?

-Me duele todo un poco pero si.

-Es normal.

-Dani? -emitió un sonido de afirmación- ha salido todo bien?

-Mejor que bien Ava, estoy bien y sano, tú te lo has pasado peor, Felipe te ha tenido que dejar de su sangre y todo.

-Ya bueno, pero tú estás bien, no? -asintió- entonces yo también.

Me senté en la camilla y en me sonrió, entonces mis padres notaron que ya estaba despierta y entraron corriendo con la enfermera, no dijeron ni una palabra, en sus ojos había miedo y lo sabía.

-Estoy bien, en serio, me duele todo un poco, pero estoy bien.

Soltaron una bocanada de aire, cargada de alivio.

La enfermera hizo uno que otro chequeo médico y entonces me dijo, que para navidad, es decir en dos días, podría salir del hospital.

Cuando la enfermera salió, mis padres se quedaron un rato y luego tuvieron que salir, ya que tenían que trabajar, al poco tiempo entró Mary.

Se acercó a mi con millones de lágrimas en los ojos y me abrazó lo más cuidadosamente que pudo pero lo hizo, y entre sollozos dijo.

-Muchas gracias Ava, te debo mi vida.

-No Mary, no me debes nada, lo he hecho porque amo a tu hijo con locura -Daniel escucho aquello y soltó una risita- y también te amo a ti, y no iba a permitir que perdieses a tu hijo habiendo una salida.

Me lleno las mejillas de besos y hablo un rato conmigo, contándome lo que sería el "detrás de cámaras o su lado" de las últimas horas.

Al igual que mis padres se despidió y dejó la habitación, entonces Daniel y yo quedemos solos, aclaró su garganta y preguntó.

-Has sentido pena por mi? Por eso lo has hecho?

-No.

-Entonces dime porque lo has hecho.

-Cuando te despediste de Nancy, cuando te despediste de mis padres y cuando te despediste de mi, vi tus ojos Daniel, vi el miedo que había en ellos, y el temor por dejar a todos. Cuando llegaste a Francia vi que tenías ganas de luchar. Y un chaval que quiere seguir adelante, merece la oportunidad para vivir y no iba a ser yo quien te la quitase.

-Ava....

-Simplemente quería intentarlo, vale? Y vi que era posible y lo hice, y lo haría otra vez lo prometo. Pero no fue por pena, porque siento admiración por ti. Por no haberte dado por vencido.

-Gra...

-Y una cosa más, si en algún momento, te dejas de sentir cómodo con esta relación, si te dejas de sentir enamorado, si en algún momento quieres discutir por algo, si no estás de acuerdo, dímelo, no quiero que el riñón, sea el motivo para que me ames, o para que no discutas conmigo. Quiero que estes conmigo por mi.

-Ava que no estoy enamorado de ti por tu riñón, y se que nunca lo estaré y si en algún momento me siento incómodo o algo te lo diré, te lo juro. Porque se te sientes como yo cuando las demás personas sienten pena por mi. Y como sé como jode, no lo voy a hacer.

-Bien -sonreí- en serio estás bien?

-No me cambies el tema guapetona, muchas gracias Ava, de verdad. Y aunque esto no me va a atar a ti, tengo que decirte que me siento más enamorado de lo que ya estaba, al ver como eres capaz de dar tu vida por mi, es que, joder me siento amado, así como nunca me sentí. Claro que con mi mamá si, pero después de ella, tú eres la primera. Te amo. Y yo también daría mi vida por ti.

-Te amo Dani, y no iba a dejar que te fueras sin que supieras que me quedé con tu chándal favorito.

Apretó los labios conteniendo una carcajada, pero finalmente la soltó y yo le seguí el juego. Entonces recordé que estaba recién operada porque me dolió la tripa con fuerza.

-Ahhhh -dije y me detuve la risa-

-Estás bien? -asentí-

-Creo que reírse cuando te acaban de sacar un riñón no está bien.

-Pues no la verdad. Oye -asentí- te va a quedar una cicatriz bastante importante, lo sabes verdad? Que por mi no pasa nada pero no quiero que luego te sorprendas y que sea por mi culpa.

-Lo sé. Y sabes qué? No me importa. Porque entonces cada vez que la vea, sabré que así como una parte de ti la llevo conmigo en mi corazón, tú llevas una parte de mi contigo en tu cuerpo.

-También te llevo en el corazón no solo en mi anatomía Ava.

-Ya. pero eso. no pasa nada. será un buen recuerdo, cada vez que la mire lo sabré, así no lo olvidaré.

-Ya me podrías regresar el chándal eh. Que no me voy a morir, ya.

-Bua, que gracioso eres.

-Tú haces bromas con la salud mental. Yo puedo con esto.

Lo dije y lo logramos, salimos de esta, juntos.

Nosotros dos y una vida. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora