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-Por cierto -añadí- Daniel me dijo que si te apetecía venirte con nosotros a comer. Y tranquila que no vas a ser el mal tercio, lo que pasa es que bueno, a Daniel le queda muy poco y aunque crea que no lo se, se está despidiendo de todos poco a poco y creo que hoy te toca a ti.

-Joder Ava, pero como lo dices así tan tranquila? -negó nancy con la cabeza, mientras se ponía en pie,
pues ya era hora de entrar al colegio- no te escuece por dentro decir lo que has dicho?

-Si que lo hace, y duele y asusta. Pero creo que Daniel me ha enseñado a llevarlo, a tener un poco de esperanza en que todo puede cambiar a ultimo momento y que si no es así, tal vez es lo mejor, aunque nos duela a todos.

-En serio? -me miró de reojo, mientras nos cruzábamos con algunas personas que también entraban al colegio-

-Bueno yo....

El labio inferior me tembló por un momento, sentí mi garganta arder y mis ojos llenarse de lágrimas pesadas que luchaban por salir pero que a la vez, no se atrevían.

Quizás todo este tiempo quise ser feliz por Daniel, ser la fuerte, ser la que está feliz y que se toma bien las cosas, disfrutar cada momento, no?

Pero quizás disfrutar cada momento también implique sentir cada emoción a fondo, así sea tristeza, dolor o miedo.

Y todo este tiempo lo retuve. Después de una larga pausa y está cerca de mi clase continué.

-La verdad, es que no estoy bien, tengo miedo, y no quiero perderle, desearía poder hacer algo pero no puedo. -negué de hombros mientras una lágrima salía de mi- joder no quiero perderle.

Nancy se sorprendió y se acercó para abrazarme, acto que correspondí, y aunque pareciera ilógico, tan solo unos segundos después, era yo la que lloraba en su hombro.

-Eee -dijo casi en un susurro, de esos que sientes que te acogen- vais a salir de esto, sois Ava y Daniel podéis contra esto y más, habéis pasado la peor parte de la relación, cuando fuiste a Francia recuerdas? -asentí, rompí el abrazo y me limpié las lágrimas- entonces, si eso los malos entendidos o dos meses sin hablaros, no os pudo separar esto tampoco.

-Gracias Nancy.

-No es nada, bueno me voy que sino me ponen retraso, nos vemos a la salida, vale?

-Venga.

Entre a la clase y vi como Daniel estaba hablando con sus amigos, en un círculo, reía como nunca.

Parecía de esos momentos en los que te ríes hasta que te duele la tripa. Momentos que son inexplicables.

Entonces, sentí felicidad. Pero no por mi. Por el.

Y admiración. Por poder llevar la situación así, aunque a decir verdad, Daniel tiene sus días, unos
como hoy, que ríe con todos, queda y se le ve feliz, y otros en los que distancia a todos y el miedo le envuelve.

Mi burbuja de pensamientos acabo cuando vi entrar por la puerta a Teresa, que por cierto traía una cara de mala ostia, que hizo que todos se sentaran rápidamente.

Daniel se sentó y yo también, a su lado, él seguía hablando por lo bajo con sus amigos y de vez en cuando soltaba una risita.

Pensaba en lo que me dijo Nancy, en que descubrí que en realidad tenía tapadas las emociones. Que en verdad, tengo miedo. Y tengo que decir que no fue algo que pensé, fue casi por instinto, mi cabeza se recostó en su hombro y me acurruqué en la silla, de modo que estaba cómoda.

Cuando Daniel se percató de aquello, se acomodó en la silla de manera que no se me entumiera el cuello y entonces me hablo por lo bajo.

-Estás bien? -asentí-

-Te quiero guapo, mogollón, como no tienes idea.

-Yo a ti Ava, muchísimo.

Guardo silencio por un momento y después noté como presionaba los labios para contener una risa.

-Venga dime lo que piensas, que se que algo has pensado.

-Estás segura de que no tienes fiebre? O de que te sientes bien? Uy no ya se te has visto yo antes de ti y estás en modo romanticona.

-Bua que gracioso estás hoy. Y pues no, no me pasa nada y tampoco he visto ninguna película.

-Buenooo, me agrada la nueva Ava. Yo no entiendo como eres capaz de que cada día me pille más de ti.

Sentí mis mejillas tornarse de rosa y solté una risa.

-Te vez mona cuando te sonrojas.

-Venga, que Teresa nos está viendo, simula que estás prestando atención.

-Sisi tú cámbiame de tema.

Nosotros dos y una vida. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora