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A la mañana siguiente, Ava:
Estaba lista, otra vez estaban las maletas hechas, otra vez estaban mis cosas listas, otra vez tenia el pasaporte al lado. Pero esta vez, a diferencia de la última, era mi decisión irme.

Daniel no me había escrito, sin embargo no me quejaba, después de todo le había dejado las cosas claras. No quería hablar con el, no hasta que me dijera la verdad.

Y es que la verdad se convirtió en algo fundamental para mi. Porque no puedo estar con alguien que se está tomando mi tiempo a juego.

-Estás lista Ava? -dijo mi padre entrando a la habitación-

-Lo estoy -sonreí-

Aunque el vuelo salía en unas tres horas, debía estar antes en el aeropuerto. Una vez llegue e hice el check in. Mis padre me miraba con nostalgia, como si jamás me vería otra vez.

-Son dos semanas -sonreí- o al menos por el momento.

Me abrazó y yo recosté mi cabeza sobre su hombro, podía distinguir a algunas parejas despidiéndose. Era justo irme así? Sin despedirme?

Me fijé en una en específico, el chico pasaba el un mechón de cabello rebelde tras la oreja de la chica, ella sonreía entre lágrimas y él le dejaba un beso suave en su frente, uno de consuelo, uno de es temporal.

Recordé que Daniel también solía hacer eso, colocar mis mechones rebeldes tras mi oreja. Sonreírme y hacer que se me derrita el corazón y hacerme sentir tranquila con tan solo una sonrisa.

Dejé salir un suspiro, estaba empezando a arrepentirme. Mi padre rompió al abrazo, me sujeto de los hombros y me vio a los ojos para luego decirme.

-No importa la hora, la fecha o el lugar si algo no va bien llámame y te voy a recoger como sea. -asentí-

Y luego de un abrazo más subí por las escaleras eléctricas mientras contemplaba el paisaje que adornaba los alrededores de el aeropuerto.

Daniel:
Baje las escaleras mientras arreglaba mi cabello con mis dedos, me acerqué hasta la mesita de la entrada y cogí mis llaves. Mi madre se acercó en señal de despedida.

-Me voy mamá -sonreí- que llego tarde.

-No desayunas -negué con la cabeza- cuidado te da algo Daniel Rodríguez.

-Que si mamá que si.

-Y Ava? No vas con ella hoy?

-No -dije mientras me ponía la mochila- hemos discutido y no hablamos desde ayer. Es mi culpa, debería decirle la verdad, pero es que si lo hago la voy a herir y no quiero hacerlo.

-Pero si ella te está pidiendo la verdead, deberías hacerlo. No postergues las cosas que luego es todo más difícil.

-Hablare con ella hoy, -tome el pomo de la puerta y la mire de reojo- puede que en el recreo -negué de hombros- no es algo fácil de decir.

-Inténtalo.

-Lo haré.

Salí de casa me puse los audífonos y la playlist que creamos Ava y yo, se llamaba "canciones que me recuerdan a ti" una de esas era Golden Hour. Y es que era así, Ava era ese momento precioso del día que todos desean capturar en una foto, de esos que te transmiten paz.

Llegue al salón de clases y noté que Ava no estaba, sin embargo Elena ya estaba ahí. Negué con la cabeza porque supuse que estaría por llegar, aunque, si mal no recuerdo, tenía médico ayer y si algo paso??

Me senté en mi sitio e ignoré totalmente lo que me decía Carla, saqué mi móvil y me dispuse a escribirle.

Ava, estás bien?
Ha salido todo bien en el médico?

Nosotros dos y una vida. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora