Nosotros dos y una vida.

27.Segundas oportunidades.

A partir de aquí, los capítulos especiales, como este, tendrán nombre, contadme, que os esta pareciendo la historia. Os quiero. Abril.
.
.
.
Nancy:
Cómo me siento? No hay descripción. Creo que la manera de expresarlo es que si alguien me pregunta, qué cómo estoy, dejaría salir una bocanada de aire como respuesta.

Hace unos meses, Ava decidió irse, decidió dejarme. Pero lo entiendo, porque aunque yo nunca me di cuenta. Se lo estaba pasando mal. Y no por ella. Sino por mi.

Yo debí haberme dado cuenta antes. Pero no lo hice.

Debí darme cuenta de que estábamos en un ciclo. De que Ava estaba mal. Porque aunque nunca se lo dijera. Ava me importaba. Lo hacía y mucho. Y sigue importándome.

Acciones. Dolor.

Cuando las combinas nunca termina bien. Y creo que todos sabemos que mi reacción ante la forma en la que Ava se expresó no fue la correcta.

La dije de todo, probablemente, nada de eso lo sentía de eso de verdad. Quizás estaba molesta. Pero no como para desearle la muerte.

Pero como ya he dicho. Ava me importa. Por lo que decidí que no permitiría que la amistad se acabara por mi culpa.

Pero también sabía que Ava me había pedido un tiempo. Que esa era su intención y que yo la saqué de mi vida a patadas. Pero saben que? Quizás Ava si estaba mejor sin mi. Quien quiere a alguien como yo en su vida?

Recuerdo despertarme ese día en la mañana por mi cumpleaños. Y mirar el móvil. Por algún motivo, sólo quería ver la notificación de Ava. No me importaban las demás. Pero no estaba. Es entonces donde te das cuenta que a lo mejor. Después de meses. Ava siguió adelante. Que estaba sanando sin mi. Y si eso era así. Yo también tenía que hacerlo.

Y aunque pensé que ahí terminaría todo. Recuerdo ver su mensaje iluminando mi panel de notificaciones. Al ver su nombre destacar en un mensaje de Instagram. Una pequeña sonrisa de nostalgia se escapó de mi.

Qué hubiera pasado si no la hubiera respondido así?

Qué hubiera pasado si nos hubiéramos dado cuenta antes?

Qué hubiera pasado si jamás me hubiera felicitado?

Qué hubiera pasado si jamás me atrevía a decirle la verdad ese día en el baño?

Qué hubiera pasado si no hubiera venido hoy al aeropuerto? O mejor dicho. Que pasará? Le causará ilusión o deseará que me vaya? Porque sé que está herida. Y no quiero forzarla. Quiero que decida ser mi amiga. Pero que si decide no serlo, sepa que la respeto.

Ava bajo las escaleras que nos separaban. Y vi una gran sonrisa en sus labios. Dejando ver su hilera de dientes. Tenía unas ojeras y en el fondo, sabía que detrás de esa sonrisa, había estado llorando. Pero en fin.

Esa sonrisa se congelo cuando me vio. Y por un momento, su tez no tenía ni una expresión reconocible. No sabía que estaba sintiendo ella.

Pero sabía que yo tenía miedo.

Di unos pasos atrás al ver que no cambiaba su expresión. Pero al cabo de unos segundos negó con la cabeza y bajo las escaleras.

Llegó hasta donde estábamos y abrazó a sus padres, a sus hermanas. Incluso al perrito que parecían haber adoptado.

Cuando Ava terminó con todos, su padre le cogió la maleta, su madre le siguió de la mano con sus hermanas. Y Ava quedó frente a mi. Di un paso más hacia atrás.

Sin embargo ella dio una más cerca.

-Gracias por venir Nancy -sonrió-

-No es nada. -suspiré en señal de alivio-

-Chicas nos vamos ya, os venís con nosotros o tenéis planes? -dijo la madre de Ava una vez salimos y nos encontramos con ellos-

En realidad no tenía planes. Pero Ava se adelantó.

-Tenemos planes -sonrió- os veo en casa.

Y en cuestión de segundos sus padres ya habían dejado el aeropuerto.

-Qué planes te -me pare en seco al ver que comenzaba a caminar, por lo que la seguí, se detuvo en una banca, se sentó en ella y concentró su mirada en el paisaje, y aunque mi intención era seguir, simplemente me calle y me senté a su lado-

Sin entender muy bien que estaba pasando, me senté a su lado. No sabía muy bien como empezar o que decir. Ni siquiera sabía si quería hablarme. O por qué me había pedido que me quedara. 

Ava soltó una bocanada de aire creo que al igual que yo. Eso era lo que expresaba nuestros sentimientos. Eran muchos. Y poco fáciles de explicar.

-Nancy de verdad te agradezco que hayas venido. Pero quiero que sepas que sigo sintiendo lo mismo. Sigo teniendo miedo. Y hay cosas que aunque se que no las dijste a posta, siguen doliendo.

-Ava yo -dudé por un momento- lo entiendo y lo respeto. Y de verdad espero que podamos arreglar las cosas. Porque me importas, se que nunca te lo dije. Pero me importas.

-Tú también me importas Nancy, de verdad que si. Pero es que no quiero volver a pasar por lo mismo.

-Ava sabes que? Tienes razón. Te herí, te hice daño. E incluso fui tóxica contigo. Y aunque no lo supiera en su momento. Respeto tus sentimientos y lo siento Ava. Solo necesito una oportunidad. UNA -remarqué- por favor, déjame intentarlo.

El silencio reino entre nosotras, pasaron segundos, minutos y estaban a punto de convertirse en horas.

Entonces Ava se levantó, y en vista de que no se movió, yo también lo hice.

Ava camino un poco, comenzaba a salir del aeropuerto y yo iba tras ella.

No lo sé. A lo mejor Ava no quería esta amistad. Y aunque dolía lo iba a respetar.

Porque quizás la segunda oportunidad la necesitaba yo misma. Dejar de ir tras ella y comenzar a ver por mi. Darle su espacio y respetar que no quisiera darme otra.

Pero quizás sólo eran pensamientos. Y ese es el problema. Que son suposiciones.

-AVA. -la detuve- no me has respondido. Dime que me vaya y te voy a dejar en paz te lo juro.

Tenía conciencia de lo fuerte que habían sido esas últimas palabras. Porque confirmaba que estaba dispuesta a renunciar a esa amistad.

-TENGO MIEDO -bufó-

Di dos pasos hacia atrás.

-Está bien Ava. Quiero que sepas que siempre vas a formar parte de mi. Lo siento, y espero que en otra vida.....

-Pero aún así -interrumpió y se acercó- está bien Nancy. Te doy una oportunidad más. Pero por favor no me decepciones. Y prometo que yo tampoco lo haré.

Qué? Me estaba dando otra oportunidad?

Di un paso más cerca, Ava abrió sus brazos y yo me uní a ella.

Cuando éramos amigas no acostumbrábamos a abrazarnos. Pero por primera vez lo hacíamos. Y se sentía bien.

Era una nueva oportunidad, esta vez haríamos las cosas diferentes y estaba segura de ello.

No lo sé, quizás todos merecemos segundas oportunidades. Aunque corras el riesgo de salir heridos.