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"Solo necesito un poco de ti para escapar de la realidad"

Salgo de la cafetería y me detengo al escuchar la notificación de un mensaje. Saco el teléfono y me paralizo al ver un número desconocido.

Cada día estás más hermosa
¿Me pregunto cómo lucirá tu sangre en mis rosas blancas?

Con las manos temblorosas guardo el teléfono y suelto el aire retenido en mis pulmones.

Hace tiempo que recibo mensajes así, de números desconocidos que seguir su rastro es en vano. A veces me convenzo de que es alguien intentando hacerme una broma. Prefiero pensar eso a creer que es el verdadero asesino.

El teléfono vuelve a notificar.

Roma, Roma, Roma. Deja de ignorarme soy real. Solo quiero hablar contigo. ¿Qué tengo que hacer para que me respondas?

Apresuré el paso y miré en todas las direcciones.

Dime, Black o Analis. No tienes muchos amigos, pero al parecer son importantes para ti, ¿si le pasa algo a ellos me vas a responder? ¿A caso te gusta ese chico? Es muy guapo.

Su objetivo definitivamente era volverme loca. Con lo fácil que sería para él venir a mí y acabar con esto de una vez por todas. Apreté el teléfono entre mi mano y seguí con mi camino.

Bueno, será para la próxima ocasión. Algún día me hablarás, estoy seguro de que podemos ser amigos. Por cierto, ese vestido te queda de maravilla.

¿Qué tipo de enfermo mentar eres?

Todo el tiempo se la pasa observándome, incluso sabe dónde estoy ahora. Esta no es su técnica. Nadie queda vivo después de su visita. Yo soy la excepción y no entiendo por qué aún no ha terminado con esto.

Apago el móvil para olvidarme de todo, llego a la casa de Jay le sonrío al verle esperándome en la puerta.

—Me sorprendió mucho tu llamada —dice y me recorre con descaro.

—Te necesitaba —confieso. 

Estar con Jay me ayudaba mucho, él tenía claro que no iba a formar una relación oficial. Solo era sexo. Desde el principio fue así. Cuando Jay llegó a al pueblo tenía unos quince años y nos hicimos muy amigos. Luego de un tiempo confesó sus sentimientos hacia mí, yo no supe corresponder, pero por una extraña manera él terminó siendo el primer y único chico con el que he estado.

El brillo en sus ojos se intensifican y acuna mis mejillas entres sus manos, para luego besarme. Su beso es lento y delicado. Sonríe sobre mi boca.

Entrelaza nuestras manos y me lleva por toda la enorme casa hasta su habitación. Cierra la puerta y se asegura en pasar el pestillo. Sabemos a lo que vine, por tanto, no es necesario, preámbulos.

Me quito el vestido en lo que Jay se deshace de su ropa.

Se acerca dejando un beso en mi cuello en lo que yo recojo todo mi cabello en lo alto. Sus labios van bajando por mi espalda en lo que sus manos recorren mi piel y agarran el elástico de mis bragas. Las deja caer al suelo. 

Me volteo para encontrarme con sus ojos grises, está en calma, parece el centro de la tormenta. Me abraza con delicadeza y a veces deseo que no fuese así. De cariñoso y... noble.

Su aliento roza mi pecho, sus dientes atrapan mi pezón, deja un camino imaginario con sus dedos hasta llegar a mi entrepierna. Me lleva con su cuerpo hasta la cama, mi espalda queda encuestado en el colchón. Jay entre mis piernas, acaricia mi clítoris me besa todo el rostro, en lo que sus dedos entran y salen de mi interior.

Acaba Conmigo ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora