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"En tu peor momento solo te tienes a ti"

Tiempo atrás.

Analis Mursis.

—No tienes ninguna oportunidad con Miguel —me dice Laura—. A mi hermano le gusta Roma.

Roma, siempre Roma.

—A Roma no le gusta Miguel —recojo mi cabello en una coleta.

—¿Estás segura, rubia?

—Claro que sí, ella es mi mejor amiga —digo muy segura—. Me lo cuenta todo.

Chasquea su lengua.

—Yo voy a disfrutar de mi fiesta de despedida.

Laura, la hermana de Miguel era una de las mejores estudiantes del colegio. Así que le asignaron una beca al otro lado del país y hoy se despedía de todos, para empezar una nueva vida. 

—Laura...—ella no me caía bien, porque era la típica chica creída y egocéntrica, nada que ver con su hermano.

—¿Qué? —me miró por arriba del hombro.

—Cuando vuelvas a este pueblo, será para la boda de tu hermano conmigo —le paso por al lado y la dejo con la boca abierta.

Regreso con mi vaso plástico en la mano, Jay me ayuda con la bebida. Clavo mi vista al centro donde mi hermana no deja de bailar con Roma. Me hacen una seña para que les acompañe. En medio de ambas muevo mis caderas al ritmo de la música, noto a Miguel con la vista fija en nosotros, pero evidentemente mira a Roma.

La decepción se dibuja en mi rostro.

—¿Estás bien, nena? —mi amiga me susurra en el oído y besa mi mejilla—. No estarás así por un chico —bromea y deja ver su perfecta dentadura.

—No, por supuesto que no.

Analia deja de bailar.

—¿Laura te dijo algo de Miguel? —suelta de golpe.

Roma estruja la frente y deja de bailar, también. 

Evidentemente, no le había dicho que me gustaba Miguel hasta confirmar mis sospechas. Y sí, el chico que me gustaba, quería a mi mejor amiga.

—Quita esa mala cara mujer —Roma pone ambas manos en mis hombros—. Los hombres son manipulables, y la indiferencia los mata. Es decir que si te ve con otro se marea.

—No creo que eso sea lo correcto.

—Lo es —agrega—. Va a notar que ya no tiene tu atención, entonces será él quién te busque. 

—Fallos no veo —apoya mi hermana.

—Pues eso —me guiña un ojo—. Tengo que irme, les prometí a mis padres que no regresaría tarde. 

—¿Quieres más bebida? —pregunto una vez solas.

—Sabes que no me gusta tomar y ya estoy cansada.

—Amargada —murmuro.

—Veré si alcanzo a Roma y me iré con ella.

—¿Vas a abandonar a tu hermana pequeña?

—Eres pequeña por escasos minutos de diferencia —rueda los ojos—. Además, tienes un plan que poner en marcha.

—Vale.

Analia se aleja por dónde mismo desapareció Roma, yo vuelvo a la mesa de las bebidas y me encuentro con Jay.

—¿Roma se fue? —indaga un poco incómodo.

Acaba Conmigo ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora