“Me enamoré de un asesino, como afronto esa realidad sin perder la cabeza”
No sabía lo que hacía hasta que estuve frente a él, la oscuridad no me dejaba ver su rostro y la capucha junto a su vestimenta me dificultaba el proceso. La diferencia de sus ojos era lo único que brillaba con la luz de la luna, a través del pasamontañas.
No le tenía miedo.
Dejé de sentirlo hace mucho.
Quiero ver su rostro.
Es lo único que necesito.
—¿Por qué él? —le grito. Mis piernas se niegan a acercarse más—. Me arrebatas al único chico que he amado.
Sin darme cuenta estoy llorando y me siento débil frente a él.
Negó con la cabeza gacha.
—No te lo voy a perdonar en la vida —mi voz sale rota—. Primero mis padres y mi amiga, y ahora él. ¿Qué carajos te hice? ¿Por qué a mí?
Suelto todo el aire que tenía reprimido. Cierro los ojos ante su silencio y no se me ocurre una idea mejor que irle arriba.
—¡Roma! —la voz de Ricardo me detuvo en seco—. No des un paso más, es peligroso.
Voltee para encontrarlo con una escopeta de caza en las manos, apuntando directamente al asesino. Detrás tenía a Analis con los ojos muy abiertos, Miguel con el teléfono en el oído, supongo que llamando a la policía y Amelia se había quedado a lo lejos con cara de espanto.
—¡Te voy a matar hijo de puta!
El asesino llevó una de sus manos a la espalda y me puse en alerta temiendo lo peor, en cambio, lo que me ofreció fue una rosa blanca. Lo dude unos segundos, luego la agarré y de mis dedos brotó sangre en cuanto me pinche con sus espinas.
Sus pupilas se dilataron, a pesar de la oscuridad lo noté.
Las sirenas de las patrullas cada vez más cerca y él no tenía pensado dar un paso. Ricardo no dejaba de apuntarle. Estaba listo para disparar y yo no lo iba a permitir.
Algo dentro de mí no lo iba a permitir.
¿Quién en su sano juicio salva a su mayor pesadilla?
Yo. Sin duda alguna.
—Corre —susurré—. Vete, tienes que irte.
Me metí en medio de Ricardo en lo que él corría y la patrulla se acercaba, le dificulte que el disparo fuera certero. Los coches lo siguieron en la oscuridad en lo que se las arregló para desaparecer.
—¡Estás loca! —Analis me empujó por los hombros—. Te has enamorado de él.
Y cuando esas palabras abandonaron su boca mi instinto fue abofetear su cara. Se llevó la mano a la mejilla.
—¡Cállate! —bramé—. No sabes lo que dices. ¿Cómo voy a estar enamorada del asesino de mi familia?
Las lágrimas seguían deslizándose, ya no sé si por rabia o dolor.
—Estás muy mal, Roma —agregó Miguel apoyando a la rubia—. Lo teníamos a tiro.
—Que me dejen en paz de una puta vez —corrí hacia dentro y me encerré en la habitación.
Encendí un cigarrillo y lo llevé a mi boca en lo que caminaba de un lado a otro. Mi respiración volvía a la normalidad poco a poco.
Acabo de dejarle escapar cuando esta era la oportunidad perfecta para terminar con mi tormento, pero es que quizás yo quiero continuar con esto, porque ya no me veo sin él.
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Acaba Conmigo ✓
Mystery / ThrillerAl pueblo llegaría un asesino, uno que se acercaba cada vez más, como una sombra que se cierne sobre la luz. Poco se sabía de él, excepto que dejaba un rastro macabro: rosas blancas manchadas con la sangre de sus víctimas. Si alguna vez te encuentra...