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"Si será la despedida hagamos que valga la pena"

Me costó trabajo procesar lo que había ocurrido, así que decidí que la mejor opción era no contarle a nadie.

Porque joder, he cogido con el asesino.

No lo repitas más.

En cierto modo, Valu me había ayudado con un pequeño ataque de pánico, que últimamente me pasaba bastante seguido y luego desapareció como por arte de magia.

No tuve el valor de responder sus mensajes, y así pasaron los días mientras se acercaba la boda de Analis y Miguel, Black se mantenía distante, evitaba a Klaus a toda costa y Jay pues es Jay seguía igual de siempre.

—Voy a ir a recoger a Laura al aeropuerto —me informa Analis—. Miguel no quiere ir solo.

Pongo los ojos en blanco.

—Vale.

—Al menos puedes fingir que te cae bien.

—Me cae genial —miento y sonrío.

La detesto.

—Comunicáselo a tu cara —me pide.

—Es una zorra en tacones y lo sabes —me quejo.

—Nos vemos luego, Roma —la rubia suelta un suspiro antes de irse.

Otra vez sola en la habitación y sus cuando mi cabeza se pone a pensar en todo lo que ha ocurrido.

Soy mi propia enemiga.

Pues si mi ciela.

Doy un respingo con el sonido molesto del teléfono anunciando una llamada. 

Nick.

Arrugo la frente, lo vi ayer en el club.

—Hola —contesto enseguida.

—Necesito que vengas —siento su respiración pesada.

—¿Pasa algo?

—No, pero no tardes.

—Estaré ahí enseguida. 

Cuelgo la llamada y meto el teléfono en el bolso. Analis se fue en el auto de Miguel así que tomo las llaves y salgo en dirección al apartamento de Nick.

Me preocupa su llamada.

Demoro un poco debido a que estás horas el tráfico de la ciudad es un asco.

Llamo a la puerta y en cuestiones de segundo me abren, mi mandíbula cae al suelo cuando me encuentro con cajas de mudanzas por todo el salón y con escasos muebles.

—¿Te vas? —suelto de golpe y se me forma un nudo en la garganta.

—Si —se pasa las manos por el cabello y se lo desordena—. Llamé porque me quería despedir de ti.

—¿Por qué te vas?

—Si me quedo será peor —camina de un lado a otro y yo analizo todos sus movimientos—. No te lo tomes a mal, pero tener sentimientos hacia ti... —duda lo que va a decir—, pone en peligro a todos y yo tengo una niña pequeña que proteger.

—Te entiendo —pongo mi boca en línea fina—. Duele perder a las personas que quieres.

—Ya lo estoy sintiendo.

—No tienes como saberlo, no has perdido a nadie.

—Me voy a ir, Roma —confiesa—. Me estoy alejando de ti, sin la certeza de volverte a ver y por primera vez en la vida estoy sintiendo que mi pecho se estruja. 

Acaba Conmigo ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora