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"Estoy perdiendo la poca cordura que me queda y mi ruina serán tus besos"

Mi tío había intentado abusar de mí, y sabía que yo era Edén, de no ser por Black ahora estaría más destruida que nunca. Nuevamente, la vida me demostraba que mi destino era estar sola y no esperar nada de nadie.

Tarde o temprano todos te lastiman.

—Te puedes poner este pulóver, de seguro te llega hasta las rodillas —habló el chico—. Mañana a primera hora vamos a la comisaría.

Era la primera vez que estaba en el departamento de Black, me sentía cómoda y segura... pero con el miedo de salir con el corazón roto de aquí.

Me quedo de pie frente a la bañera en lo que dejo que mi ropa destrozada caiga al suelo. Abro el grifo y pienso nuevamente en Jeremy, sus manos sobre mi cuerpo. Sus besos, su asqueroso toque. Yo no puedo seguir con su marca sobre mi piel.

Niego con la cabeza y termino saliendo desnuda, recorriendo los pasillos del departamento de Black, hasta encontrarlo en el salón. Sus ojos se abren como platos y es evidente que me recorre por completo.

—Roma —se pasa las manos por el rostro—. ¿Qué haces? Vuelve a dentro por favor.

—No quiero —muerdo mi labio, no tengo pudor al mostrarme desnuda frente a nadie.

—Por favor —pide y clava la vista en el suelo—. No me hagas esto.

—¿Por qué no me miras?

—Vete.

—No —niego rotundamente y me acerco dando unos pasos lentos—. Quiero que borres con tu lengua sus asquerosas caricias. Quiero que me hagas tuya y te conviertas en el último hombre, te necesito, Black —casi que lloriqueo—. Lo único que quiero eres tú.

Dentro de mí, para ser precisos. 

—Roma, no puedes tomar una decisión con la cabeza caliente —pone su boca en línea fina.

Caliente estamos todos, principalmente el bulto de tu entrepierna.

—No puedo permitir que hagas algo de lo cual puedas arrepentirte —agrega y entrecierra los ojos—. Mañana te sentirás culpable.

—¿No me deseas? —muerdo mi labio inferior en lo que entrecierro los ojos.

—Yo estoy enamorado de ti, Roma. No sabes lo difícil que es rechazarte, cuando lo único que he querido todo este tiempo es hacerte mía. 

Las lágrimas me traicionan corriendo por mis mejillas.

—Ven aquí —me toma de la mano y me vuelve a llevar al cuarto de baño—. A la bañera —entro sin soltar su mano y me dejo caer en el agua caliente.

Black me suelta y lo detengo en el umbral de la puerta.

—Quédate conmigo, por favor —pido en un susurro. Veo como sus hombros bajan con pesadez y aprieta sus puños a cada lado de su cuerpo—. No quiero estar sola.

Se voltea y me quedo viendo cómo se deshace de su ropa y se queda solamente en bóxer, lo piensa varias veces antes de meterse en la bañera conmigo. Siento su calor corporal tan cerca de mi espalda, que me atrevo a pegarme a su cuerpo.

Sus manos viajan por mi piel con una esponja, que deja rastro de espuma a su paso.

—¿Cómo sabías dónde estaba? —pregunto y mi cabeza descansa sobre su pecho.

Sus caricias recorren mi brazo y baja con delicadeza entre mis pechos.

—Fui a buscarte y Analis me lo dijo —confiesa en lo que continúa.

Acaba Conmigo ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora