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"Me quemaré en el infierno contigo, pero lo disfrutaré tanto que no voy a parar hasta que pronuncies mi nombre"

—No hagas eso, Roma —la mirada de Black se oscureció y pasé saliva—. Estoy cansado de desearte todo el tiempo y no hacer nada.

Yo estaba más cansada que él. 

Allá vamos.

Pasé una de mis piernas por arriba de Black y me quedé sentada a horcajadas sobre su regazo. Mis manos viajaron a su cuello y las suyas a mi cadera. La música cambió a Do It for Me.

Su nariz se escondió en el hueco de mi cuello y se acercó a mi oído para susurrar:

Muéstrame cómo.
Muéstrame cómo te gusta hacerlo —comenzó a cantar la canción con voz ronca—. Eres toda mía,
Te haré sentir única.

Mis caderas tenían vida propia y me refregaba contra su entrepierna sin poder frenar mis movimientos. 

Quítate la ropa —era la letra de la canción, pero yo me tomaba muy en serio sus palabras.

Me separé con cuidado y dejé que mi ropa se deslizara lentamente por mi piel hasta caer al suelo, le mostraba mi desnudez sin pudor alguno y estaba disfrutando de su mirada sobre mi cuerpo que ardía. 

Dame tu confianza —continuó y se levantó para retirar su deportivo.

Pasé mis manos por el contorno de mis pechos y bajé acariciando mi vientre, mis dedos se perdieron entre mis piernas en lo que mi respiración estaba entrecortada, sentí la humedad correr por mi piel.

Mírame a los ojos y confiesa tu lujuria.

Dio unos pasos y quedó a centímetros de mí, sus dedos acariciaron la piel desnuda de mis brazos. Llevé los dedos empapados con mis fluidos a su boca.

—Si te pruebo no hay vuelta atrás, Roma —susurra y muerde su labio.

—Fólleme, Black.

Saboreó mis dedos y luego me tomó del cuello para unir su boca con la mía, me sentí a través de sus labios y cerré los ojos. 

Ponte de rodillas —casi olvido la puta canción, en lo que obedecía su orden y mis rodillas tocaban el suelo. Bajó el bóxer y me mordí el labio, su polla quedó a centímetros de mi rostro y la engulló en mi boca.

Ruégame que pare
Prometo que te amaré si lo haces. Así que hazlo por mí —me follaba la boca con rudeza y mis uñas se enterraban en sus muslos.

Conecté con su mirada y gruñó.

Dame tu mano. Te mostraré cosas que no has hecho —me levantó y devoró cada rincón de mi boca—. Te haré sentir como nunca antes.

—Di mi nombre.

—Black.

Lo único que quiero hacer es oírte gritar de dolor —mis piernas se enredaron en su cintura en lo que caminaba conmigo en brazos—. Prometo que te amaré si lo haces. Así que hazlo por mí.

Me llevó hasta su habitación sin romper nuestro beso, me dejó en la cama y volvió después de coger un condón del cajón.

La canción había acabado y ahora comenzaba Love me to death, definitivamente las canciones estaban en orden para hacer que uno pierda la cordura.

Quiero hacerlo cariño —Black se colocó en medio de mis piernas—. Quiero probarte que soy malo.

Sus labios rozaban mis mejillas y besaban lentamente mi mentón con caricias suaves.

Por favor —seguí con su juego, cantando la canción—. Por favor tócame.

Sus dedos dedo bajaron por mi piel, acariciaron mis pechos y continuaron hasta mi intimidad. Sus dedos encontraron ese punto sensible que rogaba atención.  

Por si necesitas mi nombre.
Vas a cometer el crimen.
Veme en mi habitación bebiendo vino.
Chica si no estás asustada.
Quítate la ropa lentamente.
Una sonrisa en tu rostro.

Sonreí como boba en lo que escuchaba la canción y Black abrió su boca nuevamente: —Esta es mi tragedia. 

Sus dedos estuvieron en mi interior, deslizándose entre mis jugos, atrapó mi clítoris y gemí sobre su boca.

Ámame hasta la muerte, cariño.
Ámame hasta la muerte, cariño.
Ámame hasta la muerte, cariño.

Hasta el final —dijo.

Abrí más mis piernas en lo que sacaba sus dedos de mi interior y sostenía su polla con la mano, mordí mi labio sin dejar de mirarlo. Sentí como se acercaba y entraba de golpe, su boca calló mis gemidos.

Eres romántica —agregó con estocadas profundas—. Diabólica, hipnótica —su mano rodeó mi cuello—. Ahora mismo estás desnuda.

El vaivén de sus caderas con las fuerzas de sus arremetidas me tenían con las uñas clavadas en sus hombros. Separé mi espalda del colchón y mis piernas se colocaron a ambos lados de su cuerpo, me colocó sobre él e inicié mis movimientos.

Lo haces tan bien, nena. Me haces llorar.

No quiero decir la parte que le sigue a la canción.

Calla, yo sí.

Estamos follando tan fuerte, que tal vez esto lo llamemos arte —cantamos al unísono—. Medicina mala. 

—Déjate caer —ordenó.

Mi cabello cayó en cascada sobre mi espalda, apoyé mis manos y me incliné hacia detrás, Black alzó las caderas y lo sentí en lo más profundo de mi ser.

Esto es como una película.

—Sexo, Licor y rosas.

Mierda.

Rosas blancas.

No vengas a mi mente en estos momentos.

Manchadas de sangre

Salió de mí, me movió pegando mi rostro a la almohada, su pecho se pegó a mi espalda, su respiración agitada y tomé en puño las sábanas. Sus dientes atraparon el lóbulo de mi oreja. De un embate estuvo nuevamente dentro.

Sacrifico mi vida —susurró—. Toma todo lo que quieras de mí.

Eres mi destino.
Esta es mi tragedia.
Ámame hasta la muerte, cariño.
Ámame hasta la muerte.
Hasta el final.

Sus estocadas se descontrolaron, levanté mi cabeza, buscando sus besos, sus labios se apoderaron de los míos. Nuestras manos se entrelazaron y mis músculos se contraían.

—¿Qué haces? —lo observé como se detenía unos segundos.

—Espero que comience la próxima canción —bromeó y dejó un beso sobre mi hombro.

—Ojalá que sea una de infantes.

***

Black me deja sola en la ducha y salgo minutos después, con el cabello empapado y uno de sus pulóver anchos, camino descalza por los pasillos hasta encontrarlo en la cocina, voy directo a mi bolso y saco un cigarrillo.

Me fulmina con la mirada.

—Ven aquí —dice serio.

Pasa un mechón de mi cabello por detrás de mi oreja, y eriza toda mi piel.

—Te cambio un beso por el cigarrillo.

—No.

—No era una pregunta, Roma.

Me jala del antebrazo y atrapa mis labios, quitándome el cigarrillo.

—No voy a dejar que te destruyas, Roma —sentencia y me vuelve a besar—. Pasa la noche conmigo.

Acaba Conmigo ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora