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"Sentí el sonido de tu corazón al quebrarse, pero siempre me fue imposible amarte"

Las próximas dos semanas pasan sin noticias de Jay. Cada día pierdo más las esperanzas y cada noche tengo la misma pesadilla en dónde soy yo quien acaba con su vida. 

La imagen de mis manos manchadas de sangre no se me borran de la cabeza.

—Estuvo genial —Nick aplaude cerrando la puerta a su espalda—. Nunca dejarás de sorprenderme.

—Gracias —termino de limpiar el llamativo maquillaje del espectáculo, me giro a verlo—. ¿Alguna noticia?

—Nada —mete las manos en sus bolsillos—. Jules tiene a todos sus hombres buscando y no hay rastros de él. ¿Crees que está muerto?

—No lo sé —suelto un suspiro y voy en busca de mi bolso para sacar un cigarrillo—. No recuerdo nada del día en que desapareció.

Todos mis mensajes preguntando por Jay son ignorados, simplemente no contesta o me cambia del tema. 

Es frustrante.

—Si Jay está muerto por mi culpa...

—No, Roma —se acerca y levanta mi rostro—. No es tu culpa, tú no elegiste tener a un loco obsesionado detrás de ti. Eres una de las personas más fuerte que conozco. No te vengas abajo, esto acabará algún día.

Le abrazo y escondo mi rostro en su pecho, Nick me rodea con fuerzas.

—Bueno —se aleja—. Dime cómo te va con ese chico que te gustaba. 

—Bien, supongo.

Qué Jay no aparezca me pasa factura con Black, pues no dejo de sentirme culpable y él lo nota. 

En otras palabras se pone celoso porque no dejas de pensar en tu ex.

Pero y si fui yo la qué...

—¿Solo bien? —enarca una ceja.

—Estamos bien —digo con más de alegría—. Estar con Black era lo que siempre había querido.

—¿Ya sabe que eres la reina de la noche?

—Claro que no —doy una calada—. No he tenido el tiempo para decirle, tampoco sé cómo se lo va a tomar.

—Es tu novio, el tiempo te sobra.

—Anda ocupado últimamente —miento—. En el poco tiempo que nos vemos sale el tema.

—Pues sácalo tú.

—Que si lo saco y me lo meto también —bromeo y Nick me fulmina con la mirada.

—Eres una zorra —se hace el insultado y se lleva las manos al pecho.

—¿Seguimos hablando de lo mismo, bebé?

—Eres un caso perdido —pone sus ojos en blanco—. Espera que termine para llevarte, ni se te ocurra irte sola.

—Aquí te espero, papá.

—Sugar Daddy me gusta más.

Nick sale y mi teléfono comienza a vibrar, mi círculo social es tan reducido que ya de quién se trata.

Roma, no sé que hice para que creas que lo de tu amigo fue cosa mía. Me ofende tu desconfiada con lo mucho que te aprecio.

Él, claro que era él.

Ya, que seas un asesino demente dice mucho de ti, perdón por la desconfianza.

Me parece absurdo nuestro juego, el hecho de que yo le responda siempre y no salga de mi cabeza me confunde.

Acaba Conmigo ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora