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Alejamiento.

Sus piernas se estiran con tanta facilidad que me sorprendo, su cuerpo se mueve de forma majestuosa, su cabello está perfectamente peinado, su mirada  está apagada, tan metido en su papel que no es capaz de mirar hacia otro lado.

Es él...

Acomodo mis anteojos de sol a pesar de estar en un lugar oscuro.
Mi cuerpo tiembla, viendo su cuerpo metido dentro de unas mayas de bailarin de ballet.

—Si, es él... —Murmuro.

Minho se inclina sobre su asiento para verme y asiente con su cabeza.

—¿Quieres que me acerque y le doy tu número?.

¿Por qué él querría mi número?.

¿Por qué un principito querría estar cerca mío?.

No. —Me pongo de pie, acomodando mi abrigo. —Hemos terminado aquí.

—¿Eso es todo?,¿descubres quién es y ya está?.

Soy un boxeador...

y él un lindo bailarin...

... ¿Qué haríamos juntos?...

Tiene a todo el teatro detrás de él, literalmente hablando. Todos lo nombran, todos siguen sus indicaciones, tiene asistentes y...

Él tiene un rostro conocido.

¿Cómo no me di cuenta antes?.

—Salir conmigo arruinaría su carrera. —me limito a caminar lejos del lugar.

Solo una vez más...

míralo una vez más...

... no quiero olvidar su rostro...

Hay un chico junto a él en cuanto me volteo. Lo sujeta de la cintura mientras el cuerpo del pequeño pecoso se inclina hacia atrás, el rubio lo saborea con la mirada y finalmente Felix vuelve a incorporarse.

Química...

... Si, es eso...

—Entonces supongo que ya nos vamos. —Minho me da un leve empujón y ambos nos alejamos del lugar en silencio.

Lee Felix, hijo único de la familia Lee, adinerado de nacimiento y con muy buenas notas en la escuela.
No habla mucho, no da notas ni entrevistas.

¿Por qué no me sorprende?.

Cuando nos conocimos ni siquiera hablaba, temblaba en su lugar, pero aquello no le impidió acercarse a mi.

Y luego tuvimos sexo.

Demonios, ¿quién carajo eres?.

¿Por qué no puedo sacarte de mi cabeza?.

—Si te vas ahora, no volverás a verme la cara

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—Si te vas ahora, no volverás a verme la cara. —Hyunjin se sube los pantalones, tiene la mandíbula apretada.

Ojalá tuviera la valentía de Jisung.

Ojalá pudiera abrir mi boca y decir todo lo que quiero.

Ojalá...

... yo...

—Tengo cosas que hacer. —Trago con dificultad. —y-yo...

—¿T-tú?. —Imita mi tartamudeo, poniendo sus ojos en blanco. Finalmente camina hacia mi mientras me hago chiquito en mi lugar, sus dedos me toman por la nuca, apretandome con brusquedad. —¿Qué es lo que te tiene tan ocupado?, antes vaciabas toda la agenda para estar conmigo, ¿Qué pasó?.

No respondas.

Solo vete...

... Vete ya...

Su mano me libera, pero no del todo ya que la desliza hacia mi cintura y vuelve a atraerme a él.

Me siento...

... Tan cansado.

Por alguna razón me doy lo que quiere, dejo que me quite la ropa con desesperación como lo ha hecho siempre. Dejo que me empuje a la cama y abra de forma brusca mis piernas.

Dejo que sus lindos labios recorran mi piel, mi cuerpo se estremece pero no ocurre más que eso.
Lo beso, lo toco y acaricio mientras cierro mis ojos.

No hay nada...

... nada que me haga sentir mejor.

¡ah!. —Arqueo mi espalda, una de sus manos pasa por mi cuello, dando un ligero apretón que se suaviza al instante. —¡hh!.

Suelto un fuerte jadeo, sus dedos me presionan las caderas, la cintura y los muslos mientras sus labios se apoderan de mi cuello.

Pero parezco volver a la realidad cuando abro mis ojos y me doy cuenta de que es Hyunjin quien solo disfruta de esto.

Porque yo...

... Yo solo puedo pensar en un completo desconocido.

Apenado, cubro mi cuerpo con mis manos, apoyo una en mi pecho y la otra por debajo de mi abdomen. Él inmediatamente me mira, con el ceño fruncido y la ira apoderándose de su mirada.

—Lo siento, ya no quiero.

—No he terminado.

Pone sus manos en mi cadera y me gira por completo, estampa mi cara contra la almohada, yo no me muevo, no ofrezco resistencia, me limito a cerrar los ojos, imaginando algo que me genere satisfacción.

Como recordar aquella noche en ese sucio baño.

Sus embestidas se vuelven salvajes, bruscas y demasiado rápidas, yo también muevo mi cuerpo, bajando mi mano hacia mi miembro para masturbarme mientras sus manos vuelven a apretarme los muslos.

¡ah!, ¡no pares!. —suplico. —no te detengas.

Todo es una mentira.

Ni siquiera puedo acostarme con él sin cerrar los ojos.

Ya no lo quiero.

...y él jamás me quiso.

Recuerdo el fuerte jadeo que quedó en mi memoria, aquel ronco quejido que erizó por completo mi piel.

Y entonces me vengo.

Me quedo así un rato más, sabiendo que mi imaginación ha hecho de las suyas y que todo se volverá un completo desastre a partir de ahora.

La obra está a la vuelta de la esquina.

... y yo...

Yo tengo mucho trabajo que hacer.

A DANCE IN THE RING// CHANGLIXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora